Bienvenido a la máquina

En torno al nuevo libro de Friedrich Kittler

por Maximiliano Brina

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Los aficionados a la lectura de Friedrich Kittler estamos de parabienes: este nefasto 2021 vio la publicación de una nueva colección de ensayos. Operation Valhalla: writings on war, weapons, and media se suma a Literature, Media, Information Systems: Essays (1997), Optical Media (2010) y The truth of the technological world: essays on the genealogy of presence (2013), el único traducido, por ahora, al español [1]. Entre los dieciocho textos de Operation Valhalla se encuentra un viejo conocido, “Los medios y las drogas en la segunda Guerra Mundial de Pynchon”; de los diecisiete restantes, solo cinco habían sido previamente traducidos al inglés y dos permanecían inéditos.

Ordenados en seis secciones con títulos como “Pynchon’s War”, “Wires, Waves, and Wagner”, “Guns, Germans, and Steel. The Hardware(s) of War” o “Love and War” es claro que todos articulan dos de los temas favoritos de Kittler, la guerra y la tecnología. Claro que, como todo con este autor, las cosas son más complejas de lo que pueden parecer a simple vista, como afirma Geoffrey Winthrop Young en la introducción, en Kittler “guerra” es un término tan confuso como “medio”. La “guerra” excede los conflictos bélicos y la “tecnología” los desarrollos armamentísticos. Kittler es consciente de que los límites (geográficos, subjetivos, conceptuales) no son precisos sino que se mueven. Así como la Segunda Guerra Mundial se continuó más allá del 2 de septiembre de 1945 en la Guerra Fría; la movilización, uno de los conceptos destacados en estos textos, se registra tanto durante la guerra como en la paz. La “tecnología” en el pensamiento kittleriano también va más allá de lo armamentístico. En un ensayo sobre Alan Turing, co-escrito con Bernhard Dotzler en 1987, Kittler afirmó que las computadoras, mucho antes de revolucionar oficinas, imprentas y bases de datos, decidieron una guerra. Las computadoras determinaron el curso de la Segunda Guerra Mundial al resolver el problema balístico del cómputo de las ondas expansivas y descifrar las claves secretas enemigas; “la automatización de las matemáticas decidió una guerra que podría haber durado mucho más sin calculadoras; en el mejor de los casos, podría haber terminado en empate”. La guerra se libró y definió en los laboratorios de ingeniería antes que en los campos de batalla donde tropas movilizadas peleaban animadas por el patriotismo o la ideología.

La noción de que los medios [2] no fueron desarrollos de la industria editorial o del entretenimiento sino derivados o desechos de la investigación militar es fundamental en el pensamiento de Kittler y recorre, se moviliza en, sus principales textos. No menos fundamental (y más controversial) es la subordinación de la agentividad humana a la tecnología. Esta oscila entre un antihumanismo que lo emparenta con Heidegger (“Olvidemos pues a los seres humanos, al lenguaje y al sentido, para dirigirnos en lugar de ello hacia las particularidades de los cinco elementos y funciones en Shannon”, propone en Optical Media) y el determinismo mediático (“la fabricación del así-llamado-Hombre solo fue posible cuando la diferenciación tecnológica de la óptica, la acústica y la escritura acabaron con el monopolio de la imprenta de Gutenberg alrededor de 1880”, afirma en Gramophone…), claramente anclados en el “a priori histórico” del Foucault de Las palabras y las cosas. Si la guerra es el a priori histórico de los medios, y los medios “determinan nuestra situación”, la guerra se erige como el principal motor de la historia. Kittler no se restringe conceptualmente a un esquema teleológico al estilo marxista; entre el desarrollo armamentístico y la evolución de los medios se establece una dinámica de retroalimentación. La guerra es el a priori de los medios y los medios el a priori de la guerra. La guerra, entonces, como “motor” y “modelo”, dirá Winthorp Young, los medios tecnológicos facilitaron el acceso a dominios más allá del alcance de la percepción humana, de lo que resulta la emergencia de enemigos nuevos y de nuevas maneras de luchar contra los de antaño, “la evolución de los medios es, ante todo, la expansión de la guerra y la enemistad”. La exploración de esta dinámica le permitirá a Kittler en “De Nostalgia”, enlazar La batalla de Hermann, de Heinrich von Kleist, y El arcoiris de la gravedad, de Thomas Pynchon, a partir la noción de Heimat (patria, propiedad, “aquello que uno defiende cuando el enemigo se acerca”). Las guerras de liberación como el a priori de las novelas sobre Heimat, la Segunda Guerra Mundial, en particular, como a priori de la novela de Pynchon.

Este tipo de cruces tan característico de Kittler está presente en Operation Valhalla, en sí misma una colección donde la homogeneidad temática contrasta con la heterogeneidad de los textos, su procedencia, extensión o el año de escritura. A esto se suman el habitual eclecticismo del alemán y la oscuridad de sus referencias (y humor), que tanto parece molestar a sus detractores, las que entrelazan aquí la guerra, las armas, los medios, las drogas, Goethe, Pynchon, los Rolling Stones y, por supuesto, al Pink Floyd de Roger Waters, el “mayor poeta británico moderno”.

En “Playback—A World War History of Radio Drama” estudia los radioteatros y su rol tras la Primera Guerra Mundial: reproducir los peligros mortales de un conflicto bélico y proyectar la función del enemigo a través de la simulación, la comedia o el playback. Precisamente, afirma Kittler, “reproducir el soundtrack de una guerra que había revolucionado por completo la percepción sensorial y la conciencia de la gente era la forma más elegante que tenía el nuevo medio de comunicación para atraer público”. Al mismo tiempo tras la desmovilización de 1919 miles de operadores de radio militares se convirtieron en radioconsumidores, cuando no en dueños de emisoras, al tiempo que se expandía el uso civil de nuevos medios como la FM. De 1934 en adelante, anota, todos los tanques alemanes tenían radio FM, a priori tecnológico del blitzkrieg y posteriormente un “regalo” en primer lugar para Alemania, cuyo acceso a las ondas de AM fue severamente limitado en 1948, y finalmente para los turistas que pueden divertirse manejando los tanques a control remoto. El texto compone así un continuum que interpola las guerras mundiales y la guerra fría con, por ejemplo, Nietzsche, Welles y su Guerra de los mundos; punto en el que Kittler propone un intraducible juego de palabras que imbrica Wellen (ondas) y nombres propios ingleses: “Welles, the radio dramatist, supplemented Wells, the novelist, with James Clerk Maxwell’s radio waves”. Justamente por haberse convertido la radio en un “superpoder electromagnético” de proporciones globales, el peligro de que sus mensajes fueran interceptados era mayor, como los militares advirtieron a Marconi. “Guerra mundial como guerra de los mundos”, nuevas formas de combatir enemigos viejos y nuevos enemigos; aunque hoy, concluye, la intercepción de señales dejó el lugar al hackeo del hardware, y los radioteatros a los videojuegos, más allá de que probablemente se mantenga el dominio de la “telefonía wireless, como se llamaba a la radio en los días de su infancia militar”. Una dinámica de retroalimentación a la que perfectamente podríamos agregar los drones o las fake news actuales.

Este tipo de argumentación, sustentada en un trabajo material con el lenguaje, con juegos de palabras en el límite de la sinonimia, la homonimia, la homografía y la homofonía; permite introducir otro de los puntos relevantes en la obra de Kittler: el lugar de la mujer en las “redes discursivas”. Este concepto, que se articula con el de “medios”, designa las redes de tecnologías e instituciones que permiten a una cultura dada seleccionar, almacenar y procesar información relevante. Estas redes se habrían conformado, siempre siguiendo a Kittler, en el siglo XIX, de la mano del pasaje de prácticas de lectura “intensivas” a “extensivas”. En ellas, la mujer ejercía el rol de madre o musa; era, por ejemplo, la proveedora de una “masa de palabras” que los autores (hombres) transformaban y “devolvían” a la mujer en forma de textos y protocolos educativos. En cuanto a la guerra, las mujeres eran las encargadas de criar, nutrir y educar a los guerreros que, en última instancia, luchaban por ellas, tanto empírica (la madre encargada de su crianza) como simbólicamente (la patria feminizada). Amor y guerra. La “Operación Valhalla” que titula la colección alude a la mitología nórdica y es también el título de uno de los ensayos que aborda El anillo de los Nibelungos, de Wagner. El dios Wotan engaña a su esposa Fricka y engendra con la Madre Tierra a las nueve Valquirias, encargadas de llevar a los muertos en combate al Valhalla donde esperan el ragnarok (la batalla final, no la película de Marvel). El análisis de Kittler, centrado a primera vista en la guerra, es en última instancia un drama familiar donde Wotan y Fricka discuten la mejor manera de criar a Siegmund en el contexto de condiciones capitalistas; “si removemos los anillos mágicos y la cascos alados estamos en medio de una obra de Ibsen”, dice Winthorp-Young. Un texto clave es “Ottilie Hauptmann” donde profundiza estas cuestiones a partir de la articulación de lo “marital” y lo “marcial” en Las afinidades electivas. Con una perspectiva foucaultiana, Kittler analiza el esquema de poder sostenido por la diferencia sexual a partir de la novela de Goethe. La educación, un sistema de autopreservación y autosuperación, conforma una estructura de poder y dominación en sentido exacto que Nietzsche le da a la palabra donde el contraste entre las parejas protagonistas eleva por sobre la aburrida pareja burguesa al funcionario público y la madre.

Este ensayo publicado en 1977 es el más antiguo de los reunidos en esta colección. Además del interés que suscita este trabajo de análisis sobre un texto literario (recordemos que Kittler, a diferencia de otros teóricos y arqueólogos de medios, tiene una formación en filología y germanística), “Ottilie Hauptmann” y el impecable trabajo que los editores realizaron en él, permite conocer cómo “funciona” Kittler. Para su reimpresión en 1991, el autor insertó varios pasajes sobre telegrafía y las guerras contra Napoleón sin alterar el texto original sobre maternidad, educación y amor. La elección de los editores de diferenciar gráficamente el texto interpolado permite examinar la evolución del pensamiento del alemán en esos veintitantos años. Sin dudas, esto constituye un plus de esta colección así como también la inclusión de dos textos de corte autobiográfico en la última sección, “Kittler on Kittler”: “Theleology” y, especialmente, el oscuro “Biogeography” que echa luz sobre el interés de Kittler por El arcoiris de la gravedad y las bombas V-2. La excelente introducción de Winthorp-Young al volumen aporta, además, nuevos datos de las particularidades del lenguaje de Kittler y algunas “kittlerineadas” como la “cita creativamente mejorada” (citas “adaptadas” a la justificación de su argumentación) o los “errores” voluntarios e involuntarios, como el de “Biogeography” respecto al trabajo de Konrad Zuse en las V-2.

En una carta a su editor Kittler comentó al respecto (hablando de sí mismo en tercera persona), “Kittler suele equivocarse bastante, pero porque está fascinado por algo”. Fascinados por su escritura densa, ecléctica y muchas veces caprichosa, optamos por dejar pasar estos errores.

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Kittler, Friedrich (Geoffrey Winthrop-Young, Michael Wutz e Ilinca Iurascu, eds.) (2021). Operation Valhalla: writings on war, weapons, and media. Durham: Duke University Press.

Notas

[1La verdad del mundo técnico. Ensayos para una genealogía del presente. México: Fondo de Cultura Económica, 2018.

[2Recordemos, una vez más, la definición en “La ciudad es un medio”: “Almacenamiento, transmisión y procesamiento de información: ésta es la definición elemental de medios en general. En dicha definición entran cosas tan pasadas de moda como los libros, tan conocidas como la ciudad y tan nuevas como la computadora”.