El zorrito kantiano

De TLtropes

Nietzsche decía que la trayectoria filosófica de Kant era equiparable a la de un zorro enjaulado que, luego de haber aprendido (gracias a su propio ingenio) a destrabar la puerta y escapar, vuelve mansamente a la jaula.

Nietzsche hablaba de la metafísica, y ciertamente es una de las jaulas a las que es más difícil dejar de volver, como señala Derrida en la mayoría de sus textos. Pero no es la única. Cualquier intento de problematizar una definición o un concepto general implica un fuerte peligro de que con los pedazos de lo que acabamos de romper nos armemos una nueva barricada contra la realidad que, al menos por un instante, parecía que estaba a nuestro alcance descubrir.

Si se piensa, con Wittengstein o Jameson, que las auténticas barras de la jaula no son otras que las del lenguaje en general, muchos dirán que ya ni podemos fantasear con la breve libertad del zorro, y sólo nos quedará el impulso ciego de llenarse la cabeza de chichones inútiles.

Un católico convencido podrá pensar que la jaula es la voluntad de Dios, y ¿quién podría refutarlo definitivamente?


Ejemplos

Derrida sostiene esto en relación a Rousseau, Austin, Levi-Strauss, Saussure. Es fácil observarlo en quienes quieren definir la literatura en general o una literatura en particular en términos polémicos ("la literatura latinoamericana no puede definirse... por ende se define como X" etc.)