Revista Luthor, nro. 57 (noviembre 2023) ISSN: 18573-3272
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Objetos embrujados
Un fragmento de Death Glitch (2023, Yale University
Press)
Tamara Kneese
Presentamos una traducción de Carla Chinski del libro Death Glitch, de Tamara Kneese,
recientemente publicado por Yale University Press. Este capítulo se centra en “los
desarrollos tecnológicos que vinculan a los restos digitales con las cosas físicas que hay
en el mundo” y en la integración entre hardware y software, vida y muerte. A partir
tanto de experiencias personales como de diversas fuentes, tanto académicas como de
la cultura online, se dirimen cuáles son las visiones a largo plazo por parte tanto de las
grandes corporaciones como las fundaciones y clubes ocultos de San Francisco.
* * *
El libro de Tamara Kneese presenta la fantasmagoría de los objetos
técnicos en el marco de la pregunta sobre su supervivencia y la nuestra.
Death Glitch (Yale University Press, 2023) habla de cómo el “capitalismo
de plataformas”, la inteligencia artificial y el machine learning dejan atrás
un legado no tan humano de ajustes, personalización, formas de existir
técnicamente que, a su vez, marcan nuestra propia vida. Al marcar esa
biografía, y su contradicción con la técnica en misma, Kneese se
pregunta sobre la experiencia, ahora reproducible, de la muerte. Ésa es
la particularidad del objeto técnico: tenemos que cambiar, junto con
ellos, nuestras políticas en torno a la muerte, tanto privadas como
públicas. También debemos cambiar nuestra política en un sentido ético:
¿por cuánto tiempo podemos preservarnos? ¿Qué significa para los que
dejamos atrás? Así, en Death Glitch se marca la existencia de nuevas
formas de morir, de dar muerte y de relacionarse con ella, de la forma
más o menos distante que el dispositivo propone.
En este capítulo, los objetos dentro de los hogares aparecen como
espacios ominosos, esos que prácticamente quieren deshacerse de
nosotros (cuando nosotros mismos quisiéramos conservarlos). Lo
objetual como extensión del sujeto se juega aquí en el espacio de lo
íntimo y lo privado. Kneese cuenta su propia experiencia en la
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conferencia de una fundación sobre muerte y tecnología, y se pregunta,
así, cuáles son las visiones sobre el futuro que persisten en nuestra
cultura a partir de la idea del hogar futurista, tanto actual como a lo largo
del siglo veinte, con las ideas de labor, género, y clase, que se encuentra
detrás de la “labor de plataformas”.
Tamara Kneese fue, ella misma ex-empleada de Intel. Es la actual
directora de proyectos en AIMLab, además de profesora invitada en UC
Berkeley. Recibió su doctorado del Departamento de Medios, Cultura y
Comunicación en la Universidad de Nueva York, su maestría en Ciencias
Sociales y Antropología de la Universidad de Chicago y su licenciatura en
Antropología en el Kenyon College. Su trabajo ha sido apoyado por la
Fundación Mellon, el Consejo Estadounidense de Sociedades Eruditas, el
Instituto de Investigación Data & Society, entre otros.
* * *
Objetos embrujados
En un video corto que produjo Google, aparecen unas diseñadoras
vestidas con kimonos de batik explicando su proceso de diseño,
mostrando versiones pasteles de Nest y Home Mini de Google en
espacios domésticos sacados de la revista Dwell
1
. Los parlantes
inteligentes están exhibidos junto a plantas suspendidas en el aire,
servilletas de lino y cerámica artesanal. Por un instante, se ve un
dispositivo de Google Home al lado de un cristal y un sahumo. Estos
objetos están asociados a una estética californiana New Age específica,
pero también se usan para rituales sobrenaturales de limpieza. Quemar
1
"Ivy Ross + Hardware Design," Google video, 9 de octubre del 2018, www.youtube.
com/watch?v=10ppdFQNl4s.
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savia y usar cristales, en teoría, puede exorcizar espíritus malignos que
haya en una casa.
La imagen aparece dentro de un fragmento en el que los diseñadores
describen cuáles son sus esperanzas relacionadas con el futuro de la
tecnología. Ivy Ross, la diseñadora destacada en el anuncio de video de
Google, hace énfasis en la intimidad de los dispositivos y su relación con
otros objetos bellos dentro de la vivienda: “Es mi objetivo que los
productos que creemos se vuelvan tan naturales para tu vida que ya no
los consideres tecnología. Mientras la tecnología avanza, tiene que estar
cada vez más cerca de nosotros”. Para los diseñadores de tecnología, un
hogar donde las preferencias de los humanos se integran perfectamente
al bello hardware, controlado por mecanismos invisibles, es un sueño.
Pero otra lectura sobre la presencia fantasmagórica de Google dentro del
propio hogar pasa por su capacidad para vigilar y controlar. ¿Qué pasa si
Google Home se vuelve un espíritu maligno? ¿De quiénes son los deseos
que representa, y por cuánto tiempo lo hace?
Todo hogar inteligente está ya embrujado. Como dijo alguna vez el
teórico de medios John Durham Peters, “Todo nuevo medio es una
máquina de producir fantasmas”
2
. Desde los primeros días de la
fotografía de espíritus y la curiosidad victoriana del telégrafo espiritual,
la tecnología ha ofrecido la posibilidad de tener una vida después de la
muerte
3
. Las redes físicas de información y las tecnologías electrónicas
han tenido, desde hace tiempo, elementos espirituales o hasta
2
Peters, Speaking into the Air, 139.
3
Junto con John Durham Peters, que escribe sobre cómo los muertos siguen
mezclándose con los vivos, haciendo que sea difícil distinguir entre ambos, los
historiadores de los medios también han escrito sobre cómo la comunicación espiritual
con los medios se entrelaza con los medios, sobre todo los electrónicos.
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explícitamente religiosos. El primer mensaje telegráfico fue un versículo
bíblico: “¿Qué nos ha enviado Dios?”
4
. Con la popularidad cada vez mayor
del Internet de las Cosasuna cafetera que sabe cuándo tiene que filtrar,
o persianas que se abren y cierran en momentos específicos del díalos
restos digitales no son meramente los perfiles, las cuentas y otros rastros
de comunicación que los individuos dejan cuando se mueren. Gracias a
Google Home, Nest, y Amazon Echo y sus asistentes virtuales
feminizadas, una persona puede dejar una serie de objetos inteligentes
tras su muerte: un universo autocontenido de eficiencia. A veces, los
dispositivos inteligentes tienen la capacidad para volverse como de otro
mundo. En junio del 2022, Amazon publicitó sus nuevos parlantes Alexa
afirmando que los dispositivos podían manifestar voces deepfake de
parientes muertos, de tal forma que una abuela muerta le pudiera leer
un cuento a su nieto
5
. Las tecnologías como estas tienen repercusiones
emocionales y éticas.
¿Tienen sobrevida los objetos inteligentes? O, más bien, ¿qué ocurre
cuando se rompe el Internet de las Cosas? ¿Qué fantasías sobre la
trascendencia aparecen en electrodomésticos como el Roomba? Los
objetos inteligentes descartados persisten; incluso si los patrones,
hábitos y redes a los que están conectados desaparezcan. Aquí, hablaré
de la desconexión que hay entre las fantasías que los tecnólogos
individuales podrían llegar a tener sobre sus sobrevidas digitales con la
manutención perpetua que las tecnologías inteligentes requieren.
4
Laughlin, Redeem All; Stolow, Deus in Machina; Supp-Montgomerie, When the Medium
Was the Mission.
5
Heater, "Alexa Will Soon Be Able to Read Stories as Your Dead Grandma."
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21
Este capítulo se centra en los desarrollos tecnológicos que vinculan a los
restos digitales con las cosas físicas que hay en el mundo. Más que ver a
la tecnología en términos de ganancias a corto plazo, los tecnólogos
asociados con proyectos como la Long Now Foundation de San Francisco,
de Stewart Brand, están forjando visiones a largo plazo del futuro,
integrando hardware y otros objetos físicos con datos agregados. Señalo
cuáles son las repercusiones de los deseos de estos tecnólogos de
vincular cuerpos, cosas y ambientes, mostrando cómo sus planes para la
posteridad están muchas veces en contradicción con la infraestructura y
el trabajo que se necesita para mantener la inteligencia a lo largo del
tiempo. La muerte marca un punto de quiebre en el que los objetos
inteligentes se vuelven difíciles de manejar para quienes los heredan.
Incluso, los tecnólogos pueden soñar con hackear la muerte, o modificar
la mortalidad. Los futuristas, sobre todo los transhumanistas religiosos
que subrayo aquí, nos muestran que los dispositivos inteligentes
mundanos tienen cualidades mágicas.
Los tecnólogos fantasean con cómo nuestros sistemas inteligentes nos
van a conocer mejor que nosotros mismos, estarán alineados con
nuestros caprichos y, quizás, satisfaránnuestros deseos incluso después
de que hayamos muerto. Para algunos transhumanistas, esto incluye ser
inmortal a través de chatbots y avatars, o de formas más extremas de
alargar la vida y de hacer un uploading de la mente. Pero, la mayoría de
las veces, las interacciones con las asistentes virtuales son frustrantes
para los usuarios en vida, ni que hablar después de la muerte; las muchas
fallas de las tecnologías inteligentes han dado lugar al Internet of Shit
6
6
Mientras escribo esto, el Internet of Shit Twitter tiene más de 480 millones de
seguidores: mobile.twitter.com/internetofshit.
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(Internet de la Caca). Aparte de estar cansados de errores de
comunicación en los espacios públicos que dan vergüenza ajena, la gente
vive con miedo a que Siri o Fitbits revelen por error datos personales que
hayan escuchado al paso, desde infidelidades hasta asesinatos
7
. Los
objetos inteligentes prometen fundir las interacciones más íntimas con
tecnología que nunca olvida.
Desde el punto de vista de las empresas de tecnología y sus equipos de
marketing, los ajustes personalizados casi siempre se centran en un
usuario individual, incluso si viven muchas personas juntas en una misma
casa que usen los mismos dispositivos y plataformas. (Cualquiera que
haya compartido una cuenta de Netflix con varios compañeros de casa o
familia saben cuán rápido se pueden complicar los algoritmos.) Quienes
comparten un espacio se ven afectados de forma colectiva por las
decisiones en torno al diseño inteligente, y todos los integrantes de una
casa pueden contribuir a la manutención de lo digital
8
.
La muerte pone de relieve este problema. Para los que todavía viven y
tienen que cuidar objetos (ahora, obsoletos) que alguna vez fueron
inteligentes, las reglas pueden ser poco claras. Mientras tanto, los
hogares inteligentes dependen de servidores y de las bases y condiciones
de las empresas de tecnología más importantes, lo que quiere decir que
los hogares inteligentes que se heredan dependen de decisiones
corporativas opacas, así como de relaciones humanas endebles. El
7
Sauter, "A Murder Case Tests Alexa's Devotion to Your Privacy"; Moss, “Mur- der
Suspect Allegedly Asked Siri"; Lee, “How a Fitbit Told Jane Slater That Her Partner Was
Cheating."
8
Véase Posada, “Embedded Reproduction in Platform Data Work." Posada demuestra
cómo varias generaciones en un hogar, incluidos los niños, están haciendo trabajos de
plataforma desde la misma cuenta, en lugares como Venezuela.
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conflicto intergeneracional y la incomodidad generalizada aparecen
cuando los muertos embrujan a través del Internet de las Cosas.
Como resultado de la desconexión entre el diseño personalizado y el uso
colectivo, una vez que pierden su inteligencia y valor de uso, los objetos
de alta complejidad tecnológica obsoletos pueden resulta una molestia a
parientes que no puedan comprender los ajustes ya programados
9
. Las
casas inteligentes hacen que sea más fácil seguir una rutina y, en teoría,
permiten que las preferencias de una persona se extiendan a lo largo del
tiempo. Pero la obsolescencia programada de las tecnologías digitales
implica que los objetos que alguna vez fueron inteligentes se conviertan
en basura
10
. A pesar de sus resonancias fantasmagóricas, los restos
digitales no pueden separarse de la cultura material a la que están
ligados.
Primero, trazo la historia de las tecnologías digitales, en particular,
relacionadas a su programación dentro del hogar. A través de mi
participación en un encuentro sobre mortalidad digital en el Museo
histórico de la computadora en Mountain View, California, y una visita a
la Casa transhumana en Provo, Utah, una casa inteligente diseñada para
atraer a quienes están en el tema de los futuros posthumanos, muestro
cómo la muerte es un punto de quiebre en los sistemas inteligentes
cuando la lógica no puede transferirse de una generación a la otra, o de
una persona a la otra. Aunque las viñetas que siguen provienen de
distintas ubicaciones geográficas y momentos, estos sitios se
superponen y se conforman unos a otros. Una casa transhumanista
9
Sterne, "Out with the Trash."
10
Para más información sobre medios muertos y obsolescencia programada, ver Hertz
y Parikka, "Zombie Media."
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mormona a la sombra de la montaña en un pueblo de estudiantes tiene
más en común con los multimillonarios de Silicon Valley que toman
cerveza barata de lo que uno podría pensar. Subrayo estas tensiones
entre los ajustes individualizados, personalizados de las máquinas
inteligentes y los intentos de construir un legado colectivo para las
generaciones futuras. ¿Qué significa ser buenos ancestros a través de
restos digitales? Al investigar los lugares decorados que habitan los
muertos en el pasado y presente, muestro cómo los objetos inteligentes
se relacionan tanto con los imaginarios de la sobrevida como con la
reproducción social. El objeto inteligente que se hereda está embrujado
tanto por las infraestructuras corporativas como por las relaciones
humanas.
¿De quién es esta casa, a fin de cuentas?
Las fantasías de vivir a través de objetos inteligentes están conectadas
con imaginarios más generales sobre casas inteligentes y su capacidad
de ahorrarnos trabajo. ¿A quiénes están dirigidos los objetos inteligentes,
y a quiénes transforman en personas obsoletas? En Más trabajo para
mamá, Ruth Schwartz Cowan enfatiza cómo los hombres diseñaron y
construyeron dispositivos que ahorran trabajo
11
. Los innovadores y
personas del marketing casi nunca tenían en cuenta las necesidades
reales de las trabajadoras domésticas que lavaban la ropa, cocinaban o
cuidaban a los niños; como consecuencia, crearon nuevas tareas
secundarias en vez de disminuir la carga del trabajo doméstico. Las casas
inteligentes tienen algo especial, para degradar u obviar la labor de
aquellas personas involucradas con la reproducción social. Sin embargo,
11
Cowan, More Work for Mother.
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estos intentos de transferir el control de un hogar inteligente de una
persona a la otra muestran cuán importantes son las labores
reproductivas y domésticas para sostener legados interconectados.
Aunque los hogares inteligentes se asocian con futuros post-laborales,
también tienen nostalgia por regresar a una división del trabajo
racializada y de género. En 1969, el catálogo de navidad de Neiman
Marcus, una colección de regalos navideños de fantasía, prometía en la
publicidad de la cocina Honeywell que sabía todo sobre combinaciones
de comida y podía ayudar a una ama de casa poco capaz a recordar
recetas o hacer balances financieros. De ahí el slogan, “si ella puede
cocinar, será solo tan bien como Honeywell pueda computar”
12
. Cuando
se trata de relaciones familiares, la casa del futuro es una proyección
retrógrada. La historiadora de medios Lynn Spigel se refiere a una
“domesticidad posthumana”
13
como un rasgo de la casa inteligente, en
tanto los objetos encantados trabajan en conjunto bajo la orden de una
sola persona. Con la computadora de cocina Honeywell, todos los
aspectos de la vida doméstica se organizaron en torno a las tecnologías
digitales. El taylorismo, la teoría científica de Frederick Taylor sobre la
administración del trabajo aplicada a los flujos de trabajo industriales del
siglo veinte, también aplica al espacio hogareño. A diferencia de la oficina
o la fábrica, el rol de la computación ubicua, o ubicomp, en el hogar, se
entremezcla con la moralidad de la familia nuclear en sí. Un rasgo de la
ubicomp es que tiene la capacidad para hacer que la tecnología sea
12
"Bytes for Bites: The Kitchen Computer," el Computer History Museum, 1969,
www.computerhistory.org/revolution/minicomputers/11/362/1955.
13
Spigel, “Designing the Smart House.”
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invisible
14
. Por más que los hogares inteligentes están diseñados según
su eficiencia y tareas específicas, tienden a ignorar la importancia del
ritual para los usuarios, por ejemplo, la experiencia afectiva y sensorial
de cocinar primero y después tomar y comer junto a la familia.
Las relaciones entre las personas, y entre las personas y los objetos,
superan los protocolos. De buenas a primeras, los dispositivos
electrónicos inteligentes llevan a cabo las tareas de una ama de casa,
empleada, niñera, o madre, optimizadas acorde a los deseos de su
dueño. Los objetos conectados saben qmúsica pasar y cuál es un buen
momento para tomar un ctel. Pero más allá de su magia ominosa, los
hogares inteligentes se mantienen gracias a las personas. Las personas
aprenden a negociar con los sistemas automatizados y hacerlos andar,
en algunos casos, llevando a que los humanos actúen ellos mismos más
como máquinas
15
. Normalmente, una sola persona controla la cuenta
protegida por contraseña, pero un hogar entero trabaja para su
mantenimiento. A pesar de la fantasía de la reducción del trabajo, los
hogares inteligentes requieren de nuevas formas de trabajo doméstico
tanto manual como digital, que se traslada a otras expectativas de
género. La tecnología a veces falla, lo cual frustra más a los menos
expertos, que a aquellos que disfrutan de meterse con ellos y pueden
aumentar el trabajo doméstico digital de aquellos que deben trabajar con
ajustes, o aprender a arreglar dispositivos que dejan de andar del todo
16
.
14
Hong, Technofutures in Stasis,” 1945. El principal investigador de Intel Ken Anderson
me dice, sin embargo, que ubicomp nunca tuvo que ver con la invisibilidad, per se,
aunque se la caracterice de esa forma.
15
Sharma, "Going to Work in Mommy's Basement."
16
Atanasoski y Vora, Surrogate Humanity; Delfanti y Frey, “Humanly Extended
Automation."
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La automatización es en gran parte un mito que esconde relaciones de
poder.
No sorprende que las casas de los multimillonarios de la tecnología sean
la “zona cero” para los imaginarios de los hogares inteligentes. Para
construir su casa de ensueño, Bill Gates privilegió tener placeres
nostálgicos y materiales naturales, y no solo dispositivos. Sus diseños
imponían binarismos estrictos entre sirviente y dueño, trabajo y ocio,
virtual y social; esta imposición de jerarquías es reconfortante para
quienes están en el poder. Con un detalle que se siente más como
parodia, la casa de Gates se llama “Xanadú 2.0”, por la casa de Ciudadano
Kane. Según una investigación periodística, “hay parlantes detrás del
empapelado para que la música te siga de un cuarto al otro”. Mediante
pantallas de última generación, las personas pueden elegir cuadros
famosos para que se muestren en las paredes. No es casualidad que el
video de demostración del metaverso de Zuckerberg empieza con un
tour de su propia casa virtual, en el cual el avatar de Zuck, que a veces se
parece más vital que el mismo Zuck, controla las configuraciones
mientras habla con su esposa, Priscilla, o el perro de la familia. En su casa
de verdad, Zuckerberg programó a un asistente virtual llamado Jarvis,
con la voz del actor Morgan Freeman, para que le haga tostadas y le
enseñe mandarín a los niños.
Hay lógicas de diseño similares que se reproducen incluso en
commodities más costeables y producidas en masa. Las empresas como
Microsoft también crean dispositivos para consumidores de clase media,
del mismo modo en que Facebook cree que el Metaverso va a estructurar
la vida cotidiana social, laboraly hogareña de las personas. La casa del
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mañana no es solo un ideal inalcanzable, sino algo a lo que los
estadounidenses pueden aspirar, a través de la acumulación de
pequeños objetos en red dentro de los hogares. Para muchos
estadounidenses, el ideal de ser dueños de una casa y la existencia de la
clase media se están desvaneciendo, si es que existió alguna vez
17
. Pero
incluso alguien que vive en un departamento diminuto o una casa
alquilada puede comprarse una Alexa. Los prototipos de hogares
inteligentes fueron predominantes en la cultura popular desde el siglo
diecinuevedesde las historias de ciencia ficción hasta revistas y ferias
pero su implementación real fue limitada hasta el siglo veinte. Hoy en día,
casi cualquier hogar puede ser inteligente, o al menos lo suficientemente
inteligente. Según algunas consultoras, el noventa por ciento de los
consumidores norteamericanos tienen al menos un parlante inteligente,
sobre todo Amazon Echo
18
. Los objetos parecen materializarse casi en
tiempo real, gracias a servicios como Amazon Prime. Alexa, Siri y Cortana
interactúan con familias de todo el mundo, y la promesa de la
automatización afecta a toda la cadena de suministro, con el ascenso de
la economía del “a demanda”, construida sobre una enorme red de
manufactura global, infraestructuras de logística, y trabajo en centros de
almacenamiento. En algunos círculos tecno-utópicos, se enmarca a la
automatización como una forma de separar las commodities de la
explotación capitalista, y los objetos inteligentes son un nuevo
patrimonio común, liberando a los seres humanos del trabajo pago para
que puedan ser más creativos y trabajar en conjunto.
17
Madrigal, "Why Millennials Can't Afford to Buy a House."
18
Daws, "90% of US Consumers Own a Smart Home Device.
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Pero las ideologías en torno a la inteligencia y la automatización no
pueden separarse de las jerarquías de raza, género y clase. Las grandes
corporaciones que diseñan este tipo de sistemas están en gran parte
encabezadas por hombres blancos cisgénero que contratan a ingenieros;
tales tecnologías reflejan sus propios valores y experiencias con el
mundo. La fantasía de automatizar un hogar es, en más de un sentido, el
sueño de liberarse (más que aumentar o mejorar ) de la labor doméstica
y reproductiva de las mujeres
19
. Como muestran los ejemplos que siguen
en este capítulo, cuando se trata de construir legados a largo plazo, la
labor reproductiva y su automatización o eliminación son centrales tanto
para los tecnólogos mainstream y las visiones transhumanistas del futuro,
incluida la inmortalidad digital.
Embrujos de casas inteligentes
A través de ajustes automatizados, un dueño de casa puede
transformarse en una presencia fantasmagórica, tomando decisiones en
nombre de otros que la habiten a la distancia, o, quizás, desde la
ultratumba. El control en mismo se convierte en un embrujo. En
contraste con la seguridad que supuestamente dan las casas inteligentes,
está el peligro de que las puedan hackear, lo que somete a los integrantes
del hogar a nuevas formas de recolección de datos mientras se propicia
el acoso y el abuso doméstico, ya que la casa inteligente está la mayor
parte de las veces diseñada y controlada por hombres. El patriarcado se
reproduce en ajustes predeterminados, tales como las temperaturas más
bajas en las oficinas que los hombres suelen preferir. En situaciones
19
Canales, "Siri, Cortana, and Alexa.” Para ver más sobre los problemas con las
asistentes virtuales y la tecnología de reconocimiento de voz en relación con el género
y las discapacidades, ver Alper, "Talking Like a Princess.
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extremas, el monitoreo podría estar relacionado con la violencia
doméstica, en esos casos en los que las parejas abusadoras pueden
asignar a tecnologías inteligentes que controlen a los demás integrantes
del hogar, monitoreando inicios de sesión y movimientos
20
. Del mismo
modo en que los abusadores domésticos pueden controlar los ajustes de
forma remota para perturbar a los integrantes de un hogar, así los
hackers pueden comprometer a los dispositivos e infiltrarse en el hogar
de forma remota. La casa inteligente hackeada es, esencialmente, una
casa embrujada: las luces se prenden y se apagan y los electrodomésticos
se prenden solos.
Las tecnologías de hogares inteligentes no son solo herramientas
aspiracionales para quienes se imaginan una vida más cómoda; están
conectadas a terceros que pueden usar datos acumulados a su favor.
Estas prácticas pueden perjudicar a los integrantes de un hogar
inteligente, cuando los bancos, las aseguradoras y los propietarios usan
datos para rastrearlos. Las viviendas se transformaron en tesoros
escondidos para el control y la conquista. Resulta imposible que las
personas puedan controlar qué tipo de información producen dentro de
sus casas y cómo tales datos se integran con por parte de las
corporaciones. Los dispositivos inteligentes en y alrededor de los
hogares pueden usarse para rastrear a trabajadoras domésticas como
niñeras y empleadas de limpieza, vecinos que pasan, niños y perros
jugando y cualquiera que se meta en el campo visual de la cámara. Las
grabaciones de Amazon Ring se suben a redes sociales como Nextdoor,
cuando faltan paquetes, y, a veces, se envían a las comisarías y se quedan
20
Bowles, "Thermostats, Locks and Lights."
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por tiempo indeterminado en las bases de datos. Las casas inteligentes
están embrujadas por las infraestructuras de vigilancia.
Por momentos, los dispositivos inteligentes podrían parecer embrujados
también. Alexa tiene un comando llamado Listeners, que viene con una
risa ominosa para hacerle saber a la gente que está siempre ahí,
escuchando. La risa ominosa de Alexa es como la ama de casa virtual
insumisa. Se ha dicho mucho sobre los rasgos feminizados, racializados,
de las asistentes virtuales, que llevan nombres de mujeres blancas, y su
facilidad para reproducir esencialismos y jerarquías de género. Las
asistentes activadas por voz también incorporan supuestos sobre quién
es el usuario: no pueden reconocer diferencias en el habla ni acentos, y
solo pueden ofrecer una cantidad limitada de voces.
[…]
Morir es, efectivamente, perder el controlesto es, a menos que las
personas puedan programar por adelantado a los electrodomésticos,
para que sigan sus órdenes después de morir, para poder así seguir
funcionando. Las casas inteligentes reflejan el deseo de control de los
dueños sobre su patrimonio; las funciones de la casa se ajustan a sus
preferencias y responden a sus caprichos.
Por su cualidad extraña, los embrujos de casas inteligentes son un tema
recurrente de la ciencia ficción. [Tom] West hace alusión al cuento de Ray
Bradbury, “Vendrán lluvias suaves”, sobre una casa automatizada en un
pueblo de California del Norte. La casa vive más que sus habitantes
después de que murieran en una catástrofe nuclear, y sigue haciendo
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panqueques, preparando la bañera para los niños, y limpiando el piso
21
.
Cuando aparece la perra de la familia, la casa lo reconoce y lo deja entrar,
y, después de que muere dentro, se deshace del cuerpo. La casa le lee el
poema favorito del dueño a la perra, y, cuando la casa se prende fuego
una noche, todo lo que queda de sus complejos sistemas internos es un
reloj con una voz que repite incesantemente fecha y hora.
La descripción de West de cómo vivió en la casa de su padre muerto
espejó estas sensaciones de incomodidad y desorden en cuanto los
sistemas, que se habían planificado a la perfección, se empezaron a
deteriorar. De pronto, West se quedaba a oscuras, porque todas las luces
automáticas se habían apagado. En otro momento, West escribió en un
post de Medium: “una voz sin cuerpo del techo empezó a gritar ‘¡FUEGO!,
¡FUEGO!, ¡FUEGO!’, que, resulta ser, es una frase del relato de Bradbury.
Mientras apagábamos el riego e intentaba de darme cuenta cómo frenar
los gritos, empezó a sonar el teléfono. Una voz masculina me pidió una
contraseña. Así fue que me enteré que la casa tenía un sistema de
alarmas”. El encargado de confianza del padre de West, Webster, sabía
más que cualquier otro cómo funcionaba todo, pero ni siquiera él sabía
todo: “Webster había instalado el hardware del sistema de iluminación,
pero no entendía bien cómo funcionaba. ‘¡A tu padre le gustaba lo
complicado!, decía, y se reía”. Incluso los que estaban a cargo de la
manutención de la casa inteligente de West, que conocían la idiosincrasia
21
Bradbury, "There Will Come Soft Rains." Ray Bradbury escribió otro relato de casas
inteligntes, “The Veldt”, en el cual una HappyLife Home automática mata a los adultos
que la habitan a través de la proyección de realidad virtual de una nursery, con
proyecciones de leones que terminan siendo demasiado reales.
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de la casa con mayor profundidad que cualquiera salvo el mismo West,
no pudieron seguirle el rastro.
Las casas inteligentes facilitan la rutina y, al menos en teoría, pueden
hacer que las preferencias de una persona se perpetúen. Los tecnólogos
pueden pensar en el Roomba y en otros dispositivos inteligentes como
“objetos encantados”
22
. Como los medios encantados antes de la era de
Internet, las partes incorpóreas de las tecnologías inteligentes y las
plataformas digitales hacen que parezca que los espíritus podrían
trascender. El Internet de las Cosas está hecho de ángeles invisibles, con
nombres como Siri, Alexa y Cortana. Los sistemas envejecen, se rompen,
y se deterioran; sin embargo, son los seres humanos los que tienen que
mantenerlos.
Los objetos de este tipo se manufacturan con la expectativa de la
inteligencia, pero hay muchos objetos no tan inteligentes que ahora se
vinculan a través de plataformas digitales. La sharing economy integra
autos, departamentos, y otros objetos de la vida cotidiana a sistemas
automatizados. En Airbnb, por ejemplo, los avisos fúnebres persisten, ya
que la empresa no tiene ningún mecanismo para diferenciar qué
anfitriones han muerto. El periodista Kashmir Hill, para Splinter News,
imagina, y con razón, el futuro: “Van a abrir la puerta de un extraño con
un código o una aplicación móvil. Cuando el auto del extraño, que es
driverless, vaya a buscarte cuando lo alquiles y sepa que tiene que ir al
mecánico cuando tiene un problema, aumenta la posibilidad de que la
muerte de los dueños se pase por alto”
23
.
22
Atanasoski y Vora, Surrogate Humanity, 17.
23
Hill, “Airbnb Has a Dead People Problem.”
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No hay una manera a prueba de tontos para detectar la muerte en redes
sociales como Facebook, y esto es quizás más cierto en el caso de las
plataformas como Uber o Airbnb, que tienen que ver con la integración
fluida de los objetos físicos que existen en el mundo y los servicios on-
demand. ¿Cómo pueden verificar las empresas que las personas
asociadas a alquileres de autos y de departamentos a corto plazo siguen
vivas? Las plataformas digitales necesitan desarrollar una forma de
gestionar los restos digitales, más allá de que estos productos no tengan
el mismo valor sentimental que podría tener un perfil personal.
Una enorme red de trabajadores es esencial para producir y mantener
las pertenencias de los muertos, y su trabajo no puede separarse de la
vida doméstica y la reproducción social. Cuando uno se imagina una casa
inteligente que se extiende más allá de la duración de una vida, está la
fantasía de dejar como legado objetos inteligentes o sistemas
inteligentes enteros a una nueva generación, enfrentando a los
tecnólogos que van envejeciendo contra quienes serían sus herederos.
Estas tensiones intergeneracionales revelan una falla mortal en un
sistema sostenido sobre la base de aquellos algoritmos y ajustes
personalizados que estuvieron programados para atender a las
necesidades de un solo individuo. A quien mira desde afuera, incluso un
miembro de la familia, las lógicas internas de los ajustes son
impenetrables. Los tecnólogos suelen no tener en cuenta cómo el
vincularse con objetos en el mundo va a afectar a la red de cuidadores y
seres queridos de la persona muerta.
A pesar de la fantasía de una casa automatizada que puede seguir
funcionando para siempre, la obsolescencia programada hace que estos
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sistemas, casi con seguridad, se deterioren, se rompan, fallen y mueran.
Hay una diferencia marcada entre lo que las personas creen que quieren,
lo que esperan que hagan los demás, y la realidad. La moralidad que está
detrás, tanto de las personas como de los sistemas técnicos, implica que
los sistemas, eventualmente, van a dejar de funcionar. Como afirmaba la
estudiosa de STS Leigh Star, las infraestructuras son relacionales. A
menudo, se las da por sentado o como si fueran invisibles, al menos para
algunos, hasta que llega el momento de la falla
24
. Ya que hacen de apoyo
a otras tareas, enfocarse en las infraestructuras ayuda a ordenar qué
contribuciones se valoran y cuáles se pasan por alto. Al igual que la
muerte del autor del blog revela el trabajo interconectado de
manutención que se vuelca a la producción y preservación de los restos
digitales, la muerte también nos muestra las infraestructuras mundanas
que hacen de andamiaje para los imaginarios de datos más etéreos.
[…]
El Valle de la inmortalidad digital
El Museo de la historia de la computadoracon su fachada cuadrada y
paredes de vidriose parece al campus enorme que está más adelante.
En el 2018, me invitaron a un simposio exclusivo llamado “Inmortalidad
digital: Exploración del concepto y sus consecuencias”. Organizó el
evento el periodista Gregg Zachary de la School for de Future of Societal
Innovation, de Arizona State University; había oradores que escriben
sobre transcendencia secular, y otros expertos sobre la cultura Silicon
Valley, que incluía al periodista de tecnología y biógrafo de Stewart
Brand, John Markoff. El proyecto fue financiado por la conservadora
24
Star, "The Ethnography of Infrastructure," 382.
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Fundación Templeton, que busca entender las relaciones entre la
cosmología religiosa y la tecnología. Yo me sumé; me habían invitado a
presentar algún discurso sobre la planificación del patrimonio digital
desde una perspectiva histórica y cultural. Pero los académicos y
periodistas no eran la atracción principal. Más bien, este evento privado
estaba repleto de multimillonarios de la tecnología para los que la
inmortalidad digital es una cuestión más práctica que teórica. La gracia
era hacer contactos
25
.
El dinero de la Costa Oeste y el poder tienen un sabor particular. Algunos
de los futuristas venían del Instituto para el futuro y la Fundación Long
Now;
26
ambos son centros de Silicon Valley para pensar la relación a largo
plazo de los seres humanos con la tecnología. El Instituto para el futuro
(IPEF), un grupo que se desprendió de la Corporación RAND, está
localizado en Palo Alto. A fines de los sesenta y setenta, se establecieron
las “predicciones de tendencias” como campo y “futurista” como una
categoría laboral
27
. Aunque el IPEF es, oficialmente, una organización sin
fines de lucro, está asociada con corporaciones importantes y clientes de
mucho dinero para hacer predicciones sobre el futuro de la tecnología y
guiar inversiones.
El IPEF tiene afinidades espirituales y de infraestructura con la fundación
Long Now. Basada en San Francisco y fundada por Stewart Brand y el
científico informático Danny Hillis en 1996, la fundación se desprendió del
Catálogo Whole Earth de Brand de los sesenta. El músico experimental
25
Uno de los moderadores del evento escribió, literalmente, el libro sobre redes
laborales para introvertidos.
26
En español, “largo ahora”. N. de la T.
27
Powers, "Thinking in Trends."
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Brian Eno acuñó la frase “el largo ahora” como forma de desarmar la
cultura aceleracionista de los startups, expandiendo y enlenteciendo el
ritmo de la producción tecnológica. De forma similar al Catálogo Whole
Earth, la fundación Long Now conjuga al regionalismo de la vuelta a la
tierra con el pensamiento tecno-utópico libertario. Los integrantes
quieren propiciar la responsabilidad y el pensamiento a largo plazo,
como alternativa al déficit de atención que trajo el contenido de las redes
sociales. La organización también está conformada por tecnólogos de
élite, como Kevin Kelly, el anterior editor de la revista Wired, y Jeff Bezos,
el fundador de Amazon. La Long Now es un ejemplo único de lo que pasa
cuando los tecnólogos intentan construir algo pensando en la
posteridad, en contraposición al enfoque más común en inversiones de
corto plazo y prototipado rápido.
Brand ha dicho explícitamente que la Long Now busca la sustentabilidad,
pero no la inmortalidad
28
. Sus proyectos más ambiciosos, sin embargo,
intentan alargar la vida de los objetos inteligentes más allá de la humana.
El reloj de los 10.000 años, que también se conoce como el reloj de la Long
Now, es un reloj de más de sesenta metros que cambia una vez al año y
se actualiza gracias a inversiones y terrenos de Jeff Bezos. El reloj es,
quizás, el ejemplo más sobresaliente del caso Long Now. Se carga a
través de pesos cilíndricos enroscados en un rodillo trenzado. El reloj es,
en efecto, un falo inteligente gigante; los algoritmos aseguran que las
campanas suenen distintas cada día durante diez mil años, y los sensores
de temperatura ayudan a que el reloj ande bien. Oculto dentro de una
montaña a la que puede accederse a través de un túnel y una escalera
28
En su libro sobre el reloj del Long Now, Brand dice que un buen slogan para el grupo
podría ser “No trabajamos con la eternidad”. Brand, The Clock of the Long Now, 53.
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caracol cincelada, el reloj también es un territorio protegido y, según la
Long Now, un sitio de peregrinaje. En teoría, el reloj puede correr sin que
lo mantengan los humanos. Pero, para ahorrar energía, el reloj dice la
hora solo cuando una visita humana le dice que lo haga. El ser humano y
la máquina están íntimamente vinculados en escalas de tiempo míticas
de alcance infinito.
[…]
La tecnología es clave para llevar a cabo proyectos ambiciosos que miran
hacia el futuro, pero las redes de personas son igual de importantes. Por
“redes de personas” no me refiero a redes de parientes consanguíneos,
sino, más bien, a las redes de riqueza y las instituciones de poder que
unen a los ingenieros de la sociedad. En el encuentro del Museo de la
historia de la computadora sobre la inmortalidad digital, había varios
miembros de la primera hora de la revista Wired, junto con la élite de
tecnólogos, lo que incluye ingenieros de X (antes, era Google X) y otros
programas más herméticos de Inteligencia Artificial. Stanford era un
denominador común para muchos de los que estaban ahí. Como Stewart
Brand, varios de los que asistían eran docentes (más que docentes,
consultores) en Stanford, o se habían graduado de la institución. Resulta
fácil ver cómo los diferentes vectores de poderacadémico, militar,
corporativo, filantrópico, tecnológicoconvergen en estos centros. Se
superponen varias de las instituciones con sus afiliaciones. Paul Saffo es
un futurista graduado de Stanford, que ahora lidera los Future Studies
29
en la Singularity University, es miembro del comité de la Long Now, y
también fue director del IPEF. Hay otros profesionales del sector, como
29
En español, “Estudios sobre el futuro”. (N. de la T.)
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Tom Gruber, otro alumno de Stanford con un PhD de MIT, y co-creador
de Siri; Gordon Bell de Microsoft Research y fundador del Museo de la
historia de la computadora; el antiguo jefe de la Agencia de Proyectos de
Investigación Avanzados (APIA) que se conformó durante el mandato de
Barack Obama, Arati Prabhakar, que ahora es orador en Stanford; y Jerry
Kaplan, un emprendedor serial y científico informático que enseña en
Stanford. Mucha gente me preguntó hace cuánto estaba en Stanford.
Cuando yo revelaba que no estaba afiliada a la universidad, hacían una
mueca sutil.
Los futuristas que se reúnen en el Museo de la historia de la computadora
están orgullosos de su pragmatismo
30
. Su versión de lo que es tener un
legado está atada a la infraestructura de los sistemas inteligentes, pero
no está necesariamente vinculada a las fantasías de inmortalidad en un
sentido espiritual. Igualmente, al combinar la tecnología y el mundo
natural, esperan poder crear sistemas eficientes que puedan superar la
duración de sus vidas. Las máquinas son extensiones de deseos, valores
sociales y la vida misma.
En una palabra, la inmortalidad digital implica la integración fluida de
humanos y máquinas. En un artículo para la revista Wired, Prabhakar
visualiza “un futuro en el que los humanos y las máquinas no solo
trabajen a la par, sino que interactúen y colaboren con un grado tal de
intimidad que la distinción entre ellos y nosotros se volverá casi
imperceptible”
31
. Su visión parece casi idéntica a la de la publicidad
30
En un aparte, un no tecnólogo presente en la sala me dijo: "Sabes, muchos de estos
tipos no tienen hijos. Ni siquiera habían considerado su legado en la forma en que lo
estás planteando". Por si sirve de algo, en mi intento de encajar con su esquema, titu
mi charla "Gestión de la información y el ciclo de vida".
31
Farman, On Not Dying, 41-42.
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40
audiovisual de Google Home. Las tecnologías inteligentes son presencias
invisibles y fantasmagóricas que están hechas para impulsar el trabajo
humano y, en algunos casos, hacerse uno con él. Este tipo de lógica es
tecnoutópica, pero trasciende el entendimiento materialista sobre el
poder de la tecnología. El antropólogo Abou Farman describe cómo el
“inmortalismo” va más allá de la división entre religioso y secular, o entre
mente y materia. No importa cuánto los futuristas ensalcen la tecnología
en red, la cultura de Silicon Valley premia al genio individual y el poder.
Volverse uno con las máquinas no necesariamente deshace la
subjetividad liberal. En los sistemas de creencias transhumanistas y
futuristas, hay una diseminación del yo, que se mezcla con máquinas,
mientras reproduce, al mismo tiempo, la “individuación extrema”
masculina de Occidente. Esta tensión sigue presente en muchas de las
discusiones tecnoutópicas en torno a la inmortalidad digital y otros
futuros especulativos que tengan que ver con el encuentro de la carne
con los sistemas inteligentes.
En el evento sobre inmortalidad digital, hubo muchas discusiones en
torno al poder mejorar a los individuos y a preservar sus recuerdos para
fines prácticos, o bien para la posteridad. En su charla “Memorias de tu
vida: ¿Para quién, por quiénes?”, Gruber presentó sus fantasías de
asistentes virtuales que pudieran mejorar la inteligencia individual y
colectiva. Dijo que Siri puede recordar los nombres de tus seres queridos,
dejándote tiempo libre para que gastes tu energía mental en tareas más
significativas (es decir, productivas). Y, de cierta forma, si Siri puede
recordar tus preferencias y los matices de tus patrones de comunicación,
es posible que puedas vivir después de que tu cuerpo haya muerto.
Gruber, en una charla anterior grabada de TEDx con el periodista John
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Markoff, cuenta emocionado que su historia de ciencia ficción preferida
es Her, la película del 2013 en el que el personaje interpretado por Joaquin
Phoenix se enamora de un sistema operativo que se conoce como
Samantha, con la voz sensual de Scarlett Johanson, porque gran parte de
la trama ya es “muy lograble. Uno quiere gritarla quiero a Samantha,
ya”. Dejando de lado el aspecto de Singularity, en el que Samantha se une
al otro sistema operativo en una especie de rapto de asistentes virtuales,
Gruber afirma que, más o menos, cualquier parte de esa película podría
pasar hoy en día. Ya existe esa tecnología, pero la mentalidad humana es
el obstáculo—o, como dice Gruber, la única “traba es la psicología de la
emoción humana”.
Para Gruber, Siri no solo mejora la productividad, también facilita la
comunicación entre las personas. Siri es más que solo un medio de
productividad, es una interfaz conversacional y una verdadera
compañera. Cuando Markoff pregunta por qué deberían los humanos
confiar en una asistente virtual, Gruber dice que, conforme las máquinas
se vuelvan cada vez más inteligentes, los humanos van a volverse más
inteligentes también. Se refiere a esto como Humanistic AI (AI
Humanística), un logro en el que los rasgos humanos y el aprendizaje
automático se fusionan a beneficio de la humanidad. A modo de
testimonio, comparte la historia de Daniel, un hombre ciego y
cuadripléjico que se enamoró de una mujer a la que conoció online.
Gracias a Siri, Daniel puede manejar su propia vida social y romántica con
el teléfono y la computadora, sin depender de cuidadores. Como el
sistema operativo de Her, Samantha, que es tanto escritora fantasma
como interés romántico, Siri cumple el rol estricto de su género,
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cambiando de secretaria a compañera a casamentera. Según Gruber, Siri
puede ser la mensajera perfecta, tendiendo puentes entre almas.
Gruber dice que la magia de las asistentes virtuales como Siri es que
permiten la auto-optimización
32
, el bienestar y una productividad en los
ambientes hogareños. Los recuerdos humanos son falibles, se lamenta
Gruber; se “deterioran con el tiempo, como decir ‘¿Dónde se fueron los
sesenta?, ¿Y puedo ir yo también?’. El objeto inteligente recuerda cosas
en vez de vos, y calcula todo lo que necesitas saber. Las asistentes
virtuales hacen mucho más que solo aumentar tu productividad: te
ayudan a convertirte en tu versión más lustrosa. El objetivo no es
meramente utilitario. Más bien, las asistentes virtuales como Siri son
instrumentales para construir un legado quey esta parte es
obligatoriatambién podés controlar. Gruber enfatiza que los recuerdos
de Siri y otras IA humanísticas van a poder preservar son los que nosotros
queramos, dándonos autoridad sobre nuestras propias sobrevidas
digitales
33
. Incluso en círculos tecnológicos digitales, la tecnología de la
comunicación, se cree, tiene una cualidad espiritual
34
.
Lograr la inmortalidad digital no es necesariamente el equivalente a vivir
para siempre en un sentido transhumanista. De hecho, en el Museo de la
historia de la computadora, muchos de los que asisten a Inmortalidad
digital hacían chistes sobre Ray Kurzweilquizás, el transhumanista más
32
Gruber, "How AI Can Enhance Our Memory."
33
TEDx, "A Conversation about Conversational AI," TEDxBeaconStreet, 17 de enero,
2019, www.youtube.com/watch?v=yoCwsvlyp9Y. La conversación fue entre Gruber y el
periodista especializado en tecnología John Markoff.
34
Hay que marcar que Gruber fue un aspirante a mago.
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43
conocido, y defensor de Singularity University
35
. Pero, en el fondo, no son
tan distintos. Un miembro del consejo de la Fundación Long Now admitió
con algo de vergüenza que había estado en reunión con Kurzweil esa
mañana. En el evento, todos, sin importar cuán cínicos y seculares fuesen,
tenían algo de fe en la capacidad de la tecnología de lograr la
trascendencia. En ese salón lleno de hombres ricos, aunque envejecidos,
en su mayor parte blancos, les costaba vincular los legados individuales,
o el deseo de dejar una huella digital de sus vidas, con la posteridad
colectiva. De hecho, este fue el punto álgido a lo largo de toda la tarde.
¿Qué significaría la posibilidad de ser inmortales digitales para la
humanidad como un todo, para quienes se alejan de los paisajes
cómodos y elegantes de Mountain View?
Alguien trajo a colación, con enojo, la ironía que era tratar de vivir para
siempre cuando el mundo se está calentando rápidamente, diciendo que
estamos todos sentenciados a muerte por el cambio climático. Le
respondieron con sonrisas sardónicas y ojos en blanco. Los futuristas no
lo tomaron en serio; la mejora de la humanidad, y lograr la conciencia
colectiva a través de la IA les parecía totalmente razonable. Terminamos
el día con una discusión abierta y una sesión de socialización enfocada
en la “relación entre la espiritualidad, los valores humanos y la
innovación digital”. La trascendencia emanaba del espíritu innovador de
Silicon Valley.
35
Ray Kurzweil ha publicado muchos libros que predicen una Singularidad, un momento
en el que los humanos y las máquinas se convertirán en uno. Véase Kurzweil, La era de
las máquinas espirituales. 59. Del programa de la conferencia.
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Cuando terminó el simposio, caminamos hasta el bar histórico
36
más
cercano, que se había vuelto un lugar de encuentro popular de los
Googlers. Algunos locales avezados estaban tomando algo adentro del
bar, pero las mesas de afuera, en el patio, estaban repletas de
programadores recién llegados. Un multimillonario dejó que un
académico zaparrastroso comprara una jarra de cerveza y papas fritas
para compartir en la mesa. No le devolvió el gesto invitando unos tragos.
[…]
Como la Long Now y el caso de otros futuristas pragmáticos, Bell no cree
necesariamente que un legado digital es lo mismo que la inmortalidad.
Ya que está familiarizado con la vida corta que tienen la mayoría de los
startups, y sus propias experiencias con prototipos que no pudieron
arrancar, no tiene mucha fe en esas empresas que dicen poder
almacenar tus datos para siempre. Bell y yo nos sentamos por un rato y
hablamos sobre su experimento fallido de registro de vida. Bell había
querido construir un archivo con buscador de toda su vida, incluidos sus
datos biométricos, pero le pareció agotador mantenerlo. Como
experimentador, es consciente de cómo la tecnología requiere de un
mantenimiento constante. Me dice que su archivo de emails de Microsoft
Outlook empieza desde el lanzamiento del sistema de emails, pero piensa
que Outlook se está volviendo más y más difícil de usar y que
eventualmente va a apagarse. Tiene montañas de datos en su archivo de
emails, así que perder esa información dentro de veinte años lo pondría
mal. Está totalmente desinteresado por los “activos” digitales con valor
monetario. se preocupa, sin embargo, por poder pasar su legado
36
Se trata de un “Dive bar”, pub con ambientación histórica o antigua (N. de la T.)
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digital a su esposa e hijos. Por lo tanto, planea escribir un manual para
que quienes lo sobrevivan puedan entender mejor mo manejar las
enormes cantidades de rastros de comunicación después de su muerte.
En ese sentido, es más considerado que los demás.
[…]
El Museo de la historia de la computadora tiene una de las Computadoras
de cocina Honeywell como parte de la colección, así que Bell y sus socios
piensan, evidentemente, que es un capítulo importante de la historia de
la computadora. Como miembro fundador del Museo de la historia de la
computadora, Bell toma un abordaje pragmático respecto de la
inmortalidad digital. Sabe, por el tiempo que pasó por Silicon Valley, cuán
rápido pueden desvanecerse los startups e, incluso, las grandes
corporaciones. Y, aun así, a pesar de estos retrocesos, hay una parte de
él que quiere preservar los rastros comunicacionales para las
generaciones futuras, para que algo de él pueda sobrevivir. Esa es la
única manera de ser un buen ancestro.