Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
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En el principio era… la
transitividad
Una aplicación práctica del saber gramatical al análisis
discursivo
Daniel G. Gutiérrez
El Enfoque Cognitivo Prototípico (ECP) sostiene que el lenguaje es un instrumento que
permite a los hablantes alcanzar sus objetivos comunicativos, por lo que concibe al
signo lingüístico como fuertemente motivado por factores discursivos. Se trata de un
enfoque centrado en el para qué de la comunicación y en el mensaje como unidad
comunicativa, por lo que el lenguaje es visto como un instrumento s o menos exitoso
que permite a los hablantes resolver sus necesidades comunicativas. En el presente
trabajo se aplican conceptos gramaticales del ECP al análisis discursivo tanto del inicio
del texto bíblico del Génesis como de la canción homónima de Vox Dei. El propósito es
revelar cómo el análisis clausular permite dar cuenta de las diferencias en cuanto al
objetivo comunicativo que anima ambos textos.
* * *
A mi Pipu tan querido
y a mi salvaje nenita Pipí,
quienes me enseñaron
la fonética del silencio
La teoría
El presente trabajo se enmarca en el Enfoque Cognitivo Prototípico (ECP),
el cual propone una nueva concepción del lenguaje. Desde antiguo, se
trató de pensar qué era aquello por lo cual la variada multiplicidad de
cosas que rodea al existente humano podía ser reducida a un elemento
común que las abarcara a todas. Se dio respuesta a este interrogante con
la noción de categoría. La teoría clásica de la categorización, deudora de
las lucubraciones de Aristóteles, sostiene que el proceso de
categorización se lleva a cabo a través de unidades discretas. Por este
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carácter discreto, las categorías son divisibles a través de un conjunto de
rasgos definitorios que determinan la inclusión o no de las cosas en una
determinada categoría. Esto implica que las categorías quedan definidas
por un conjunto de rasgos binarios, necesarios y suficientes, cuyos límites
precisos impiden que haya casos de ambigüedad o elementos que
pertenezcan a una categoría en un cierto grado. De este modo, todos los
miembros de una categoría son equivalentes entre sí. Las cosas,
entonces, son consideradas como pertenecientes a la misma categoría si
y sólo si poseen ciertas propiedades en común.
Wittgenstein (1958) puso en discusión esta concepción de las categorías.
Para el filósofo austríaco, las categorías, lejos de ser discretas, binarias y
ordenarse según unos límites precisos, son graduales, con límites
indeterminados y fuertemente dependientes del contexto, es decir,
contingentes. Así, dos elementos pueden pertenecer a la misma
categoría sin necesidad de compartir una propiedad en común. Por
ejemplo, un elemento a puede compartir una propiedad con un elemento
b, que a su vez puede compartir una propiedad con un elemento c, pero
a y c no tienen que compartir necesariamente la misma propiedad para
pertenecer a la misma categoría. Wittgenstein caracteriza estas
similitudes como “semejanzas de familia”.
En línea con esta concepción, Rosch (1977; 1978) reveló, desde los
presupuestos de la psicología experimental, los límites de la teoría clásica
de la categorización
1
. Esta autora llegó a dos conclusiones: en primer
lugar, consideró que si las categorías se definen sólo por las propiedades
1
Para ahondar en las razones que motivaron las investigaciones de Rosch, ase Lara
(2001, pp. 71-89).
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que todos los miembros comparten, entonces ningún miembro puede
ser mejor ejemplo de la categoría que otro; en segundo lugar, supuso
que si las categorías se definen sólo por las propiedades inherentes a los
miembros, entonces deberían ser independientes de cualquier
particularidad del sujeto que categoriza, es decir, no deberían implicar
aspectos como la neurofisiología humana, los movimientos del cuerpo
humano o las habilidades específicamente humanas para percibir,
formar imágenes mentales, aprender y recordar, organizar las cosas
aprendidas, y comunicarse eficazmente. Sin embargo, Rosch observó que
las categorías tienen, en general, mejores ejemplos y que todas las
habilidades humanas mencionadas juegan efectivamente un rol en la
categorización
2
. A estos mejores ejemplos los llamó “prototipos”.
El prototipo se puede entender como un esquema abstracto que reúne
en la mayor cantidad de atributos comunes a todos los miembros de
una determinada categoría, esquema que se corresponde con una rutina
cognitiva bien aprendida, por lo que tiene un correlato mental. En tanto
esquema abstracto de carácter neuro-fisiológico-motriz, no equivale al
‘concepto’, entendido como representación mental de un objeto. Como
tal, pues, el prototipo es un “esquema formado por un conjunto de
atributos del objeto discernidos por los sentidos, cuya identidad en la
mente no se conoce directamente, sino sólo a través de los experimentos
realizados” (Lara 2001, p. 222).
2
En palabras de Fontai, el descubrimiento de Rosch hizo ver que “las categorías tienen
un claro centro formado por miembros prototípicos y que tienen límites difusos que
permiten la inclusión de miembros marginales, los cuales pueden incluso solaparse con
los de otras categorías vecinas” (2009, p. 284).
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Es así que la categorización prototípica de la realidad se diferencia de
otras concepciones de la categorización en que, como demostró Rosch,
la objetivación promovida por cada categoría (sea sensible, conceptual,
lógica, lingüística, etc.) tiene mejores ejemplos de esa categoría (el
prototipo), relacionados con la neurofisiología y las capacidades de los
seres que categorizan. De este modo, la racionalidad (y los conceptos
tradicionalmente asociados de mente, conocimiento, verdad, significado,
sentido) ya no puede ser caracterizada en términos de manipulación de
símbolos abstractos, sino como dependiente de la experiencia, de la
percepción, de la imaginación, de esquemas motrices
3
, de la cultura y de
conceptualizaciones individuales y sociales sustentadas en procesos
metafóricos y metonímicos
4
.
Lakoff y Johnson (1998) proponen denominar a esta concepción de la
categorización de la realidad experiencialismo
5
. El experiencialismo
sintetiza y supera, en términos cognoscitivos, a las perspectivas
tradicionales del objetivismo y del subjetivismo
6
. Este punto de vista
3
Cf. Grady (2005), Tuggy (2007).
4
Cf. Lakoff y Johnson (1998), Grady (2007), Panther y Thornburg (2007).
5
“El término ‘experiencia’ aclara Lakoff está tomado en un sentido amplio. Incluye
todo lo que conforma nuestra experiencia actual o potencial, como organismos
individuales o como comunidades de organismos no meramente la percepción, el
movimiento corporal, etc., sino especialmente lo que hace a la composición interna,
genéticamente adquirida, de los organismos y a la naturaleza de sus interacciones en
sus entornos físico y social” (1987, p. 15).
6
Lakoff y Johnson señalan que la perspectiva experiencialista preserva del objetivismo su
interés por la existencia de un mundo exterior al individuo, pero va más allá al postular
que ningún sistema conceptual es universal y absoluto, mientras que, respecto del
subjetivismo, indican que comparte con este su visión del significado y del sentido como
vivencia personal, aunque no aceptan su postura acerca de que la comprensión
imaginativa está totalmente libre de imposiciones (cf. 1998, p. 271-273), ya que para la
perspectiva experiencialista “la verdad depende de la comprensión, que surge de
nuestro desenvolvimiento en el mundo” (1998, p. 275).
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alternativo impulsa a entender el pensamiento como encarnado (el
sistema conceptual depende de la experiencia corpórea)
7
, imaginativo
(excede la representación de la realidad externa)
8
y gestáltico (los
conceptos tienen una estructura global que trasciende la mera
agrupación)
9
. Dadas estas características, los prototipos deben ser
entendidos como Gestalten experienciales que, gracias a su base neuro-
fisiológica, senso-perceptiva y motriz (es decir, corporal), hacen que sea
significativa la estructura conceptual. Estas Gestalten experienciales
pueden ser descriptas por medio de modelos cognitivos idealizados (MCI),
los cuales sirven de marco a la conceptualización y que, combinados
entre sí, estructuran la conceptualización de categorías más complejas y
abstractas
10
.
Según los lineamientos del Enfoque Cognitivo Prototípico, el
conocimiento lingüístico es parte integrante del conocimiento del
mundo, por lo que la facultad del lenguaje está sujeta a los mismos
principios que el resto de las facultades de la cognición humana
11
. El
7
Cf. Johnson (1987), Lakoff y Johnson (1999), Rohrer (2007).
8
Cf. Oakley (2007).
9
Cf. Cienki (2007).
10
La noción de modelo cognitivo idealizado (MCI), acuñada por Lakoff (1987) y retomada
por Langacker (1987; 1991), tiene sus antecedentes en la nociones de marco semántico
(Fillmore 1977; 1982), script (Shank y Abelson 1977) y espacio mental (Fauconnier 1985).
Existen, a su vez, conceptualizaciones s primarias que subyacen a la estructuración
de un MCI, como los esquemas de imágenes (Langacker 1987) y los procesos de
metaforización y metonimización (Lakoff y Johnson 1998). Para una exposición detallada
de este desarrollo, ver Cifuentes Honrubia (1992). La diferencia fundamental entre un
modelo cognitivo idealizado y las nociones de marco, script o espacio mental estriba en
que “el contacto permanente con la realidad hace que cada uno de los modelos
cognitivos idealizados y de sus derivaciones sean actualizados constantemente,
agregando, quitando, suavizando información y correlacionando un modelo cognitivo
con otro” (Borzi et alii 2013, Teórico n°6).
11
Cf. Gibbs (1996), Langacker (1987, p. 99-146).
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presupuesto del que se parte sostiene que el estudio del lenguaje no
puede separarse de su función comunicativa. Así, este enfoque reconoce
en el signo un principio de motivación
12
.
Langacker (1987) sostiene que el lenguaje es por naturaleza simbólico.
Esto implica concebir al signo lingüístico como “la simbolización de
conceptualizaciones por medio de secuencias fonológicas” (Langacker
2000, p. 19). De este modo, el signo está constituido por un espacio
semántico y uno fonológico. En otras palabras, el contenido conceptual
(significado) se vuelve símbolo (signo). Estas estructuras simbólicas son
producto de las experiencias del hablante con su entorno físico y social,
en tanto se propone alcanzar sus objetivos comunicativos. Este hecho
externo al lenguaje condiciona y motiva el signo y su constitución. Como
cada hablante concibe el mundo desde sus propios sentidos y
experiencias, a distintas experiencias deberán corresponden distintos
signos y a experiencias semejantes, signos semejantes. De aquí que el
hablante busque la correlación entre una forma y un significado/función,
por lo que el uso de una forma resulta siempre significativo.
La simbolización abarca no sólo al signo, sino que alcanza a los diferentes
niveles del análisis lingüístico (fonología, morfología, sintaxis, semántica,
pragmática), los que en su conjunto conforman un continuum de
estructuras simbólicas.
13
Se hace evidente así la centralidad otorgada al
significado por una concepción que se esfuerza por entender el lenguaje
como una facultad no autónoma y anclada en la función comunicativa.
12
Cf. Contini-Morava (1995).
13
“La teoría sostiene que el léxico y la gramática forman un continuo, y que solamente
las estructuras simbólicas aparecen en su caracterización adecuada” (Langacker 2000, p.
20).
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Para un enfoque con estas características, el contenido conceptual deja
de ser un componente derivado (o “protésico”, parafraseando a
Langacker)
14
para constituirse en principio orgánico de la descripción
lingüística
15
.
De un enfoque tal se deriva una concepción discursiva de la gramática.
Según Hopper (1988), existen dos posturas básicas de acercamiento a la
gramática. Por un lado, está la actitud a priori, según la cual la gramática
consiste en un conjunto de reglas discretas, presupuestas mental y
lógicamente por el discurso, dando como resultado una gramática que
“está completa y predeterminada y es prerrequisito para generar
discursos” (1988, p. 118). Por otro lado, está la actitud de la gramática
emergente, según la cual la gramática es “provisoria e incompleta y
emerge del discurso” (1988, p.118). De acuerdo con este último punto de
vista, la gramática de una lengua consiste en un conjunto de rutinas
recurrentes más o menos gramaticalizadas y renegociadas
constantemente en el uso cotidiano de las formas lingüísticas. Esta última
postura, al priorizar la función comunicativa antes que la forma en
misma, concibe la gramática como el resultado de rutinas discursivas
exitosas
16
.
El postulado de la gramática a priori es el que siguen los modelos de corte
estructuralista o generativista (es decir, formales). Para estos, el conjunto
14
Cf. Langacker (1987, p. 12).
15
Cf. Diver (1995).
16
Hopper señala que el postulado de la gramática emergente desplaza la noción
tradicional de gramática del centro hacia la periferia, ya que no consiste en “la fuente
del conocimiento y la comunicación sino un producto de estos. La gramática es, en otras
palabras, un epifenómeno”, dado que “la estructura o la regularidad proviene del
discurso y es configurada por el discurso en un proceso interminable” (1998, p. 156).
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de las regularidades de la lengua preexiste o es simultáneo a los datos
lingüísticos (sea porque las unidades surgen del sistema, en el caso del
estructuralismo, sea por la hipótesis del innatismo y de la competencia
lingüística de los hablantes, en el caso del generativismo). Como ambos
modelos se basan en una concepción arbitraria del signo lingüístico,
postulan como unidad de análisis la oración, que es aislada tanto de su
contexto cognitivo, social y cultural como de la finalidad de la
comunicación, desestimando de este modo la situación de uso real de las
formas. Así pues, trabajan con principios abstractos que responden a la
lógica impuesta por el sistema de la lengua y no a la gica de la lengua
efectivamente usada por hablantes concretos en situaciones concretas.
Esto deriva en el hecho de que los datos con los que trabajan sean
creados ad-hoc por el investigador, de modo tal que se adapten a los
principios teóricos que guían su descripción y justifiquen el objetivo
específico del tema investigado. La descripción que realizan ofrece
clasificaciones categóricas con unidades discretas, que muchas veces
deja fuera aspectos relevantes del funcionamiento de la forma que están
describiendo. Los resultados de tales descripciones terminan siendo
autoconsistentes con los principios construidos por los propios analistas.
Por todo esto, una metodología tal se revela empíricamente incompleta
(porque realiza la descripción a partir de listas de casos),
descontextualizada (porque su descripción omite contextos de uso
reales) e insuficiente (porque, al no cuantificar sobre un cuerpo de datos
auténtico, omiten frecuencias de uso de las formas que describen).
En cambio, quienes adoptan el postulado de la gramática emergente
trabajan con una metodología empírica, cuyos datos son extraídos de un
cuerpo de datos auténtico respetando su contexto de uso real. Lejos de
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operar con una metodología discreta y binaria (formas correctas versus
incorrectas, gramaticalidad versus agramaticalidad), se recurre al uso de
métodos cuantitativos que permiten inferir las tendencias de uso real de
las formas elegidas por hablantes concretos en situaciones
comunicativas concretas. A diferencia de los modelos formales, la oración
no es considerada el último estadio del análisis, por lo que la descripción
gramatical que surge de este enfoque tiene una base discursiva y pone
el énfasis en la finalidad de la comunicación. De este modo, cada forma
es considerada en función de su intención comunicativa y es vista como
sintomática de los factores semántico-pragmáticos que motivan el
mensaje. Sus resultados son producto de una categorización de las
unidades no necesariamente dicotómica, sino basada en la existencia de
mejores y peores ejemplos de cada categoría, cuyos miembros no son
equivalentes entre . Es decir, se constata la existencia de un prototipo y
de ejemplos marginales, siendo difusos los límites entre las categorías.
17
Por emerger del discurso, una gramática así conformada resulta ser un
instrumento mejor para la descripción de la lengua que las gramáticas a
priori.
Una gramática discursivamente conformada concibe al sustantivo y el
verbo como categorías abstractas, esto es, sin realidad concreta en el uso
efectivo de los hablantes. Si se piensa en la oración ‘Juan poda un árbol’,
‘Juan’ por sí mismo no posee mucha carga semántica y lo mismo sucede
con ‘poda’ y con ‘árbol’. El sustantivo adquiere realidad en la lengua
17
En términos lingüísticos, el prototipo es el mejor ejemplo en la mente de los hablantes
nativos de una variedad lingüística en un momento dado, el miembro que ocurre con
mayor frecuencia. Como tal, manifiesta la gramaticalización de las tendencias
lingüísticas más exitosas de un grupo social determinado; cf. Taylor (1989).
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cuando se instancia como nominal y el verbo cuando lo hace como
cláusula.
18
Justamente por estar instanciados en el discurso, sustantivos
y verbos pasan a ser percibidos por los hablantes como entidades
concretas. Nótese, asimismo, que en la oración que sirve como ejemplo
hay, por un lado, conceptualizada una entidad más estática, la cosa-árbol
y, por otro, una realidad más relacional, el proceso-podar. Para el Enfoque
Cognitivo Prototípico, la cosa es típicamente (a) un objeto estable, (b)
compacto, (c) que ocupa un lugar y (d) que se puede recortar de un
fondo, mientras que el proceso designa una interrelación entre las cosas
que es percibida como (a) no estable y (b) manifestada en el tiempo.
A partir de lo dicho, la conclusión a la que se debería arribar, entonces,
es que para concebir una interrelación se necesita primariamente
concebir que un objeto entre en relación con otro objeto. Las
interacciones suponen la conceptualización previa de los objetos
relacionados. No es posible percibir una interacción, si previamente no
es percibido el o los objetos que entran en esa interacción. Por eso se
dice que los sustantivos son conceptualmente autónomos, mientras que
los verbos son conceptualmente dependientes.
La conceptualización de cosas y su interrelacionamiento está basada en
la existencia de dos modelos cognitivos idealizados que funcionan como
esquemas primarios de estructuración del conocimiento lingüístico (cf.
Lakoff 1987). El modelo cognitivo idealizado de ‘escenario’, que identifica
el papel del observador y de los objetos, se constituye al diferenciar un
objeto contra un fondo. El hablante percibe y focaliza aquello que le
interesa. A su vez, en el modelo cognitivo idealizado ‘bola de billar’ estos
18
Cf. Borzi (2012).
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objetos físicos y discretos son capaces de moverse en el espacio y de
interactuar energéticamente al entrar en contacto entre sí. Las cláusulas
materializan lingüísticamente esas interacciones (cf. Langacker 1991). En
ellas se configuran entidades que entran en interacción. Esas entidades
son denominadas actantes.
Se entiende por actante la entidad lingüística conceptualizada por la
acción o interacción verbal en una determinada situación comunicativa,
noción semántica asociada, aunque no equivalente, a la de argumento,
papel temático o rol, postuladas por otras teorías gramaticales. De
acuerdo con la idea del Enfoque Cognitivo Prototípico de que lo que
cuenta es la representación que el hablante tiene del objeto, los actantes
se conciben como entidades móviles, cambiantes en todos y en cada uno
de sus atributos que se redefinen cada vez en cada mensaje al
combinarse con cada verbo y con cada otro actante en un contexto
determinado. Existen dos actantes básicos: el agente y el paciente, claves
ambos en la caracterización de la cláusula transitiva prototípica (CTP).
La CTP se puede definir como la unidad semántico-pragmática que
presenta una interacción, es decir, que conceptualiza una transferencia
de energía que parte del actante Agente, se desplaza y recae en el actante
Paciente provocando un cambio radical en él. En la CTP el Agente es: (a)
el foco de interés, (b) el punto de partida de la energía y (c) suele ser un
ser humano con voluntad de llevar a cabo la acción que realiza, mientras
que el Paciente es (a) el punto de llegada de la energía que despliega el
Agente y (b) suele ser un objeto físico preexistente que (c) se ve
altamente afectado por la energía que recibe. La CTP es, pues, un reflejo
discursivo del modelo cognitivo idealizado ‘bola de billar’.
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Tomando la CTP como prototipo clausular, se despliega el proceso de
intransitivización. Este debe pensarse en una zona central del espacio
categorial dominada por su prototipo: la CTP (p.e. ‘Juan poda el árbol’).
Desde esa zona central se desprenden gradualmente zonas de
intensificación, acumulación y/o perdida de estos atributos, dando lugar
a otros tipos de cláusulas, a saber: (a) la cláusula ditransitiva, donde la
energía transita a través del Paciente a un actante Benefactivo (p.e. ‘Juan
le regala un árbol a María’); (b) la cláusula intransitiva, en la que hay
desplazamiento de energía, pero esa energía no recae sobre otro
actante, es decir, no transita (p.e. ‘Juan camina entre los árboles’); (c) la
cláusula estática, en la que no hay desplazamiento alguno de energía,
simplemente se presenta una figura contra un fondo o se conceptualiza
un estado (p.e. ‘el árbol está ahí’). Así, la noción de transitividad o
intransitividad se revela como una característica global de la cláusula, no
del verbo (porque recordemos el verbo es una abstracción teórica
elaborada por los/as gramáticos/as, no por los/as hablantes).
Esta idea de clasificar cláusulas en lugar de verbos ya estaba presente en
el trabajo sobre transitividad de los cognitivistas Hopper y Thompson
(1980). Para estos autores, la transitividad representa una cadena de
acción, es decir, una experiencia del hablante acerca del mundo, según la
cual un sujeto se relaciona energéticamente con un objeto, relación que
“is a global property of an entire clause, such that an activity is ‘carried-
over’ or ‘transferred’ from an agent to a patient” (1980, p. 251). Es decir,
la transitividad no está restringida a un constituyente en especial, como
el verbo, por lo que es contextual. En este sentido, no habría verbos
transitivos o intransitivos, sino cláusulas más o menos transitivas.
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Para estos autores, además, existe una fuerte imbricación entre el grado
de transitividad conceptualizado en una cláusula y la organización del
discurso. Las cláusulas principales o puestas en primer plano son
aquellas que conceptualizan una alta transitividad, mientras que las
cláusulas secundarias o de fondo, una baja transitividad. Estas últimas
constituyen el background, esto es, la parte del discurso que no
contribuye inmediata y crucialmente con el objetivo del hablante,
limitándose su función a amplificar o comentar la información presente
en las cláusulas principales. En contraste, el material que soporta los
puntos principales del discurso es conocido como foreground. Las CTP se
acumulan en el foreground del discurso, organizando su dinamismo
interno:
The grammatical and semantic prominence of Transitivity is shown to
derive from its characteristic discourse function: high Transitivity is
correlated with foregrounding, and low Transitivity with backgrounding.
(Hopper y Thompson 1980, p. 251)
La alta transitividad se corresponde con el contenido puesto en primer
plano en el discurso. Es decir, las cláusulas principales de un texto
cualquiera se corresponden con las cláusulas transitivas, porque son
resultado de la preferencia cognitiva del hablante. Y si los hablantes han
elegido este tipo de construcciones, entonces la gramática las tiene que
considerar también centrales dentro de la organización interna de los
esquemas clausulares.
La aplicación práctica
A continuación, voy a aplicar los conceptos gramaticales anteriormente
desarrollados al análisis discursivo, por un lado, del inicio del texto bíblico
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del Génesis
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, por otro, de la canción homónima que da inicio al disco
conceptual La Biblia (Vox Dei).
20
El propósito es revelar cómo el análisis
clausular permite dar cuenta de las diferencias en cuanto al objetivo
comunicativo que anima ambos textos.
Dice el texto del Génesis bíblico:
En el principio hizo Dios el cielo y la tierra. La tierra estaba confusa y vacía,
y la tiniebla por encima del abismo, y el espíritu de Dios se cernía por
encima del agua. Y dijo Dios: Llegue a ser luz”. Y llegó a ser la luz. Y vio
Dios la luz como algo bueno. Y separó Dios por en medio de la luz y por
en medio de las tinieblas. Y nombró Dios día a la luz y nombró noche a la
tiniebla. Y llegó a ser la tarde y llegó a ser la mañana, día primero.
En este célebre pasaje vetotestamentario, podemos identificar las
siguientes cláusulas:
(i) En el principio hizo <Dios> [Agente] <el cielo y la tierra> [Paciente].
(ii) <La tierra> [Existente] estaba confusa y vacía, y <la tiniebla> [Existente]
por encima del abismo,
(iii) y <el espíritu de Dios> [Agente] se cernía por encima del agua [Locativo].
(iv) Y dijo <Dios> [Agente]: <“llegue a ser luz”> [Paciente].
(v) Y llegó a ser <la luz> [Existente].
(vi) Y vio <Dios> [Agente] <la luz> [Paciente] como algo bueno.
(vii) Y separó <Dios> [Agente] por en medio de <la luz> [Paciente] y por en
medio de <las tinieblas> [Paciente].
(viii) Y nombró <Dios> [Agente] día a <la luz> [Paciente] y nombró noche a <la
tiniebla> [Paciente].
19
Ofrezco una traducción propia a partir de la Septuaginta (Gen. 1-5), para la cual sigo
el texto fijado en https://www.hs-
augsburg.de/~harsch/graeca/Chronologia/g_saea03.html; texto que cito a
continuación: ν ρχ ἐποίησεν θεὸς τὸν οὐρανὸν καὶ τὴν γῆν. δὲ γῆ ν ἀόρατος
κα ἀκατασκεύαστος, καὶ σκότος ἐπάνω τῆς ἀβύσσου, καὶ πνεῦμα θεοῦ ἐπεφέρετο
ἐπάνω τοῦ ὕδατος. καὶ εἶπεν θεός Γενηθήτω φῶς. καὶ ἐγένετο φῶς. καὶ εἶδεν θες
τὸ φῶς ὅτι καλόν. καὶ διεχώρισεν θες ἀνὰ μέσον τοῦ φωτὸς καὶ ἀνὰ μέσον τοῦ
σκότους. καὶ ἐκάλεσεν ὁ θεὸς τὸ φῶς ἡμέραν καὶ τὸ σκότος ἐκάλεσεν νύκτα. καὶ ἐγένετο
ἑσπέρα καὶ ἐγένετο πρωί, ἡμέρα μία.
20
Vox Dei, conjunto que tuvo sus inicios a mediados de los años sesenta del siglo
pasado, es considerada una de las bandas fundacionales del rock argentino, con obras
señeras en su haber de la envergadura de La Biblia (1971) o Jeremías pies de plomo (1972).
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(ix) Y llegó a ser <la tarde> [Existente] y llegó a ser <la mañana> [Existente],
<día primero> [Existente].
Respetando el ordenamiento textual y en función del grado de
dinamismo y transferencia de energía conceptualizados en cada una de
las cláusulas, esta organización presenta el texto:
(i) Cláusula transitiva [+ movimiento] (foreground) > prototipo
(ii) Cláusula estática [+ estado] (background)
(iii) Cláusula intransitiva [- movimiento] (background)
(iv) Cláusula transitiva [+ movimiento] (foreground)
(v) Cláusula intransitiva [- movimiento] (background)
(vi) Cláusula transitiva [+ movimiento] (foreground)
(vii) Cláusula transitiva [+ movimiento] (foreground)
(viii) Cláusula transitiva [+ movimiento] (foreground)
(ix) Cláusula intransitiva [- movimiento] (background)
De acuerdo a la organización clausular que revela el texto, el background
está conformado por las siguientes cláusulas: (ii) ‘la tierra estaba confusa
y vacía’, donde en esa quietud absoluta (cláusula estática) comienza a
darse el germen del movimiento: (iii) ‘el espíritu de Dios se cernía por
encima del agua’ (cláusula intransitiva); (v) ‘llegó a ser la luz’ (cláusula
intransitiva) y (ix) ‘llegó a ser la tarde’, ‘llea ser la mañana’ (cláusula
intransitiva). Por su parte, el foreground está constituido por las cláusulas
(i) ‘hizo Dios el cielo y la tierra’, (iv) ‘dijo Dios: “llegue a ser la luz”, (vi) ‘vio
Dios la luz’, (vii) ‘separó Dios la luz y las tinieblas’ y (viii) ‘nombró Dios día
a la luz y noche a la tiniebla’.
Como puede apreciarse, en el orden del discurso las cláusulas del
foreground están ordenadas en una secuencia temporal icónica (‘hizo
Dios’, ‘dijo Dios’, ‘vio Dios’, ‘separó Dios’, ‘nombró Dios’), mientras que
las cláusulas de fondo no están ordenadas entre y tienen más
movilidad respecto del contenido principal. Tal estructuración y
funcionamiento discursivo obedece al hecho de que las cláusulas del
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foreground en conjunto conforman el “esqueleto” del texto, confiriéndole
su estructura básica, en tanto que las cláusulas del background agregan
“carne” al esqueleto, otorgándole coherencia estructural.
Queda ahora por preguntarse a qué responde esta organización
clausular y cómo incide en la dilucidación del objetivo comunicativo
encriptado en este pasaje inicial del Génesis bíblico.
En primer lugar, estamos frente al arquetipo narrativo del mito
cosmogónico
21
. Es así que en el foreground, asociado al elevado grado de
movimiento que supone la creatio mundi, haya conceptualizado un
Agente prototípico (ho theós, “Dios”) que crea (epoíesen, “hizo”, cláusula
i) el mundo (tòn ouranòn kaì tèn gên, “el cielo y la tierra”, cláusula i).
En segundo lugar, esa creación sigue una secuencia creativa gracias a la
cual la creación se va materializando progresivamente (eîpen, “dijo”,
cláusula iv; eîden, “vio”, cláusula vi; diekhórisen, “separó”, cláusula vii;
ekálesen, “nombró”, cláusula viii).
Por último, en el background, como trasfondo de ese acto creacional,
aparece la prima materia (he , “la tierra”, y ho skótos, “la tiniebla”,
cláusula ii) con la que moldea Dios la matriz de su creación: phôs, “la
luz” (cláusulas iv a viii). No obstante, en esta versión en particular del mito
cosmogónico, los materiales primordiales fueron a su vez creados pero
con la singularidad de que lo hicieron a partir de ningún material previo
(en arkhê epoíesen ho theós, “en el principio creó Dios’, cláusula i).
21
Para un estudio detallado del mito cosmogónico, puede consultarse con provecho
Campbell (1999, pp. 231-267).
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Teniendo en cuenta esto, podemos detectar que la cláusula (i) se revela
en la economía textual como la cláusula transitiva más prototípica de
entre las otras cláusulas transitivas presentes en el pasaje, no sólo
porque es la única que mienta la creación pura e in abstracto con un alto
grado de transferencia de energía desde el Agente hacia Paciente, sino
también porque en las restantes cláusulas transitivas el acto creador ya
inhiere sobre un producto de segundo grado de creación: phôs, “la luz”
(eîpen ho theòs genethéto phôs, “dijo Dios: ‘llegue a ser la luz’”, cláusula iv;
eîden ho theòs phôs, “vio Dios la luz”, cláusula vi; diekhórisen ho theòs
anà méson toû photòs, “separó Dios por en medio de la luz”, cláusula vii;
ekálesen ho theòs phôs heméran, “nombró Dios día a la luz”, cláusula
viii), y por eso mismo conceptualizan un grado menor de transitividad.
Efectuado este análisis, es posible conjeturar, pues, que el objetivo
comunicativo que anima la organización discursiva de este pasaje bíblico
es el de postular que antes del acto de creación de Dios había Nada.
La canción “Génesis” de Vox Dei así reza
22
:
Cuando todo era nada,
era nada el principio.
Él era el Principio,
y de la noche hizo luz.
Y fue el Cielo,
y esto que está aquí.
Hubo tierra, agua, sangre, flores,
todo eso y también tiempo.
Claramente digo que este fue el mundo del hombre.
Y así fue
Así.
Hombre,
que te miras en las aguas para ver quién sos.
22
La canción puede escucharse en el canal de YouTube oficial de la banda:
https://www.youtube.com/watch?v=V4fxnAzwNHQ.
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Mírame si quieres verte, porque imagen mía sos.
Ya lo hiciste.
Vive sólo hoy.
Hubo pueblos y países
y hubo hombres con memoria.
Claramente digo que este es el mundo del hombre,
que contaron todas estas cosas.
Y fue así.
Así.
En este texto se contabilizan dieciocho cláusulas, de las cuales doce son
cláusulas estáticas: ‘todo era nada’, ‘era nada el principio’, ‘Él era el
Principio’, ‘fue el Cielo’, ‘esto que está aquí’, ‘hubo tierra, agua, sangre,
flores, todo eso y también tiempo, ‘este fue el mundo del hombre’, ‘así
fue’, ‘imagen mía sos’, ‘hubo pueblos y países y hubo hombres con
memoria’, ‘este es el mundo del hombre’; una intransitiva: ‘vive sólo
hoy’; y cinco transitivas: ‘de la noche hizo luz’, ‘te miras en las aguas para
ver quién sos’, ‘mírame si quieres verte’, ‘ya lo hiciste’, ‘contaron todas
estas cosas’. Estamos, pues, ante un background clausularmente muy
nutrido y puramente estático.
En el foreground, de las cinco cláusulas transitivas, sólo una es prototípica:
‘ya lo hiciste’. Esta cláusula aparece realzada no sólo porque
conceptualiza el mayor grado de transferencia de energía (el acto
creativo), sino también por estar presentada en la estrofa donde aparece
la única cláusula intransitiva: ‘vive sólo hoy’. Y esto no es casual ni
azaroso, pues se conceptualiza la existencia (‘vive’) cuando aparece en el
relato el ser humano (conceptualizado en el vocativo ‘hombre’). En la
canción se hace mención explícita del cielo (‘y fue el Cielo’) pero no de la
tierra como ocurre en el relato bíblico, sino que esta es designada
mediante una paráfrasis: ‘esto que hasta aquí’. Esta existencia fáctica
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situada hic et nunc, que se equipara con el vivir, mienta
fenomenológicamente la estructura existenciara de la creatura humana
como ser-ahí, en tanto que factum que se desarrolla in-der-Welt-sein (‘este
fue el mundo del hombre’) y zum-Tode-sein (‘vive sólo hoy’).
23
A su vez, en la cláusula transitiva ‘ya lo hiciste’ no es mencionado
explícitamente el Agente de la creación, es decir, no se lo designa como
‘Dios’, sino como ‘Él’, ‘el Principio’, como queriéndose evitar (en la línea
de la teología mística y negativa: ‘todo era nada’, ‘era nada el Principio’)
la nominalización de lo Absoluto. Tal no-designación del Agente creador
posee el efecto de producir ambigüedad en la lectura: la de colocar
también al ser humano como agente creador, pero con la salvedad de
que su creación se cifra en la esfera del conocimiento (‘te miras en las
aguas para ver quién sos’, ‘mírame si quieres verte’), en tanto que imago
Dei (‘imagen mía sos’).
Se opera así un desdoblamiento discursivo del Agente. Si quien crea es lo
Absoluto inefable (‘Él’, ‘el Principio’), su creación se manifiesta como (a)
‘tierra, agua, sangre, flores, todo eso y también tiempo’ y como (b)
‘hombre’; ahora, si quien crea es el existente humano, lo creado se revela
como cultura y semiosis: (a) ‘pueblos y países’ y (b) ‘hombres con
memoria’. De este modo, según la versión del mito propuesta por Vox
Dei, el principio inefable creó el mundo y a la vez ese mundo va siendo
(re)creado por la existencia inherente del ser humano en él (‘este es el
mundo del hombre’).
23
Según Martin Heidegger, la condición ontológica del ser humano en tanto que factum
(da-sein, “ser-ahí”) queda definida por dos estructuras existenciarias: (a) in-der-Welt-sein,
“ser-en-el-mundo”, y (b) zum-Tode-sein, “ser-para-la-muerte”, respectivamente; cf.
Heidegger (1993).
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Siguiendo estas coordenadas textuales, no debe extrañar que el
pronombre personal objetivo lo presente en la cláusula ‘ya lo hiciste’ sea
usado en género gramatical neutro justamente para dar cuenta de un
funcionamiento simultáneo como anáfora y como catáfora. La diferencia
creativa es, pues, ontológica. Del análisis clausular del texto, se
desprende que hay agencia compartida: ‘Ély el ‘Hombre’, ambos co-
creando lo real, uno ontológicamente (‘tierra’, ‘agua’, ‘flores’, ‘tiempo’),
el otro cognitiva y culturalmente (‘pueblos’, ‘países’, ‘memoria’, e incluso
la presente canción).
Como puede apreciarse, existen claras diferencias entre esta versión del
relato cosmogónico y la versión bíblica más allá de que ambas abreven
en el mismo mito. Por un lado, una diferencia capital es que en el
“Génesis” según Vox Dei, aparece un actor que no está presente en el
texto bíblico, a saber: la figura del narrador (‘claramente digo que’). Por
otro lado, si el objetivo comunicativo del texto vetotestamentario se
revelaba como la postulación de que antes del acto de creación de Dios
había Nada, en el texto voxdeiano esto se revierte, dando a entender, por
el conjunto de variables analizadas, que no hay creatio ex nihilo, tal y como
parece derivarse de otra cláusula transitiva ubicada en el foreground: ‘de
la noche hizo luz’. Luz cuya irradiación creativa alcanza al yo narrador,
que no sólo reversiona el mito, sino que además crea uno nuevo
(‘contaron todas estas cosas’), el de la contracultura rock de los años
setenta.
A modo de conclusión, espero que el presente trabajo sirva como
disparador para motivar el estudio y la aplicación del saber gramatical al
análisis literario y discursivo. Al respecto, estimo que el Enfoque
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Cognitivo Prototípico constituye un marco idóneo para emprender esta
tarea, toda vez que ofrece un modelo gramatical que surge de un
enfoque de base netamente discursiva. Dicho enfoque reconoce que hay
principios y elementos externos al lenguaje que lo condicionan, como el
objetivo comunicativo del hablante y ciertos principios psicológicos
(como la organización clausular basada en la teoría de prototipos).
Asimismo, sostiene una concepción del signo (morfema, palabra,
cláusula, oración, texto) fuertemente motivado (semántico-
pragmáticamente) por las estrategias lingüísticas que cada hablante elije
a fin de transmitir de la manera más relevante, clara y exitosa su mensaje.
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