Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
75
MERGEFO
RMAT2
La concepción de gramática en la
relación entre Literatura y
Lingüística
El caso de los tiempos verbales en cuentos de Horacio
Quiroga y Felisberto Hernández
María Soledad Funes
Este trabajo explora la estrecha relación entre la gramática y la literatura,
argumentando que un enfoque cognitivo-prototípico (ECP) proporciona una mejor
comprensión de los textos literarios que los enfoques gramaticales formales. Para
demostrarlo, se lleva a cabo un análisis exhaustivo del uso de los tiempos verbales en
cuentos de Horacio Quiroga y Felisberto Hernández, instrumentando el marco teórico
presentado (ECP).
* * *
Introducción
Partiendo de la base de que todo discurso está hecho de gramática, y
que, por lo tanto, todo discurso literario se construye gramaticalmente,
en este trabajo se intentará mostrar la relación estrecha que existe entre
la gramática de una lengua y la literatura. Dicha relación puede explicarse
considerando una concepción de gramática discursiva, ya que no
cualquier definición de gramática resulta adecuada para comprender o
analizar los textos literarios.
Resulta fundamental, entonces, definir qué se entiende por gramática y
cómo eso influye en la comprensión de un texto literario, y,
conjuntamente, cómo incide en la posibilidad de analizarlo de manera
crítica. Para cumplir este objetivo, se describirá, en primer lugar, el
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
76
MERGEFO
RMAT2
modelo teórico que se encuentra detrás de los conceptos lingüísticos que
aquí se estudiarán (en función de la literatura). Este modelo se denomina,
en términos generales, Enfoque Cognitivo-Prototípico (ECP) (Langacker
1987; 1991; Lakoff 1987; Hopper 1988; Geeraerts y Cuyckens 2007, entre
otros). Sus principios teóricos incluyen, especialmente, una concepción
de gramática diferente de la de los modelos formales, de la cual derivará
también una definición propia de signo lingüístico. El lugar
preponderante que tienen la Pragmática y la Semántica en este modelo
impone, asimismo, una revisión del concepto de significado, que se
asimila al de conceptualización (en rminos cognitivos) y supone la
intervención constante de un sujeto usuario de la lengua (ausente en las
teorías formales del lenguaje). Se explicará, entonces, cómo esta
concepción de una gramática basada en el discurso se define mediante
dos cuestiones cruciales: el concepto de motivación y la nueva noción de
signo que de allí deriva.
Una vez establecido el marco teórico, se analizarán las estrategias
gramaticales presentes en algunos textos literarios de español
rioplatense a modo de ejemplos de cómo se relaciona la gramática con
el discurso literario. Los contenidos gramaticales que resultan básicos en
el texto narrativo incluyen la noción de transitividad, y desde este
concepto, la configuración de diferentes tipos de cláusula, que, al mismo
tiempo, se valen de determinados recursos morfológicos, como los
tiempos verbales. Se analizarán las funciones discursivas de estos temas
gramaticales, con el propósito de ilustrar, en última instancia, la relación
evidente que existe entre Literatura y Lingüística.
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
77
MERGEFO
RMAT2
Una concepción discursiva de la gramática
El sostén teórico de las definiciones conceptuales que aquí se ofrecen se
denomina Enfoque Cognitivo Prototípico. Este modelo surgió en la
década de 1970, en disidencia con los enfoques formales del lenguaje. El
ECP está relacionado también con el florecimiento de las ciencias
cognitivas, en las décadas de l960 y 1970, particularmente con los
trabajos sobre los procesos psicológicos de categorización y con
tradiciones más antiguas, como la psicología de la Gestalt. Las primeras
investigaciones destacadas aparecieron en la década de 1980, a partir de
los trabajos fundantes de George Lakoff (Women, fire and dangerous
things) y Ronald Langacker (Foundations of Cognitive Grammar), ambos del
año 1987.
Es importante aclarar que el ECP no es una teoría, sino que constituye un
conjunto de presupuestos, perspectivas, líneas de investigación, que se
vinculan con una amplia gama de teorías co-ocurrentes, como ser el
experiencialismo (en términos filosóficos), la teoría de prototipos y del
nivel básico (en términos psicológicos), y los modelos cognitivos
idealizados (en términos cognitivos).
El objetivo principal del ECP es describir y explicar la lengua a partir de su
funcionamiento en uso. Es decir, el ECP intenta explicar las
correspondencias entre el pensamiento conceptual, la experiencia
corpórea y la estructura lingüística. En este sentido, se parte de la idea de
que la función comunicativa es primordial en la estructuración del
lenguaje, en tanto que el signo lingüístico se encuentra motivado por la
Semántica y la Pragmática. La lengua comprende estructuras semánticas,
estructuras fonológicas y conexiones simbólicas que son el lugar de la
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
78
MERGEFO
RMAT2
gramática. Estas estructuras simbólicas que enlazan significados con
secuencias fonológicas son producto de la experiencia e interacción de
los hablantes con el mundo que lo rodea dentro de una comunidad y una
cultura determinadas. La Gramática es concebida, entonces, como un
ordenamiento de los signos motivado por las necesidades
comunicativas.
A partir de este presupuesto básico, queda precisar cómo se define el
signo lingüístico y cómo se establece su significado. Respecto de esto
último, es el análisis de las formas en contexto lo que permite establecer
el valor (de uso más frecuente o prototípico) de cada una de ellas.
La motivación del signo
El principio teórico de la motivación de la Gramática dada por la
Pragmática y la Semántica supone una interrelación de los niveles de
análisis (Fonología, Morfología, Sintaxis, Semántica, Pragmática), en los
que la separación sólo se debe a cuestiones metodológicas del
investigador.
1
La representación de los niveles no se realiza mediante
estratos sin relación, sino más bien mediante círculos concéntricos, en los
1
La concepción de los niveles de análisis como módulos independientes corresponde a
la noción de facultad del lenguaje como una facultad cognitiva autónoma, hipótesis
propia de la Gramática Generativa. Para el ECP, la facultad del lenguaje no es autónoma,
debido a que se ve influida por otras facultades, que, a su vez, motivan diversas
estrategias gramaticales que utiliza el ser humano (por ejemplo, el lenguaje se ve
influido por la memoria, la atención y las habilidades motoras, entre otras). El
conocimiento de carácter lingüístico (es decir, el conocimiento del significado y de la
forma) consiste básicamente en una estructura conceptual. No sólo lo semántico, sino
también las representaciones sintácticas, morfológicas y fonológicas serían
básicamente conceptuales, ya que todas en conjunto contribuyen a construir la
gramática de una lengua. Tanto los sonidos como los enunciados deben ser
comprendidos y emitidos, y en ambos procesos participa la mente. Sonidos y secuencias
constituyen el input y el output, respectivamente, de los procesos cognitivos que
controlan el habla y la comprensión.
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
79
MERGEFO
RMAT2
que se observa claramente cómo la Pragmática influye en todos los
demás. Así, el significado (pragmático y semántico) es un concepto
organizador y no derivado. En este sentido, a cada forma lingüística le
corresponde un significado específico y básico, que no necesariamente
se distingue por oposición binaria de los otros signos de la lengua, al
tiempo que no hay formas sin significado.
Dado que la facultad del lenguaje no es autónoma, la Pragmática no
constituye una rama separada (una subdisciplina de la Lingüística), sino
que forma parte de la Gramática. El carácter discursivo de la gramática
se sostiene desde esta premisa: toda significación será, en principio,
pragmática, afectando a la conceptualización de los seres humanos en
un contorno físico y social; de manera que la comprensión de cualquier
expresión requiere un acto sensible a la interpretación contextual por el
interpretante.
La motivación del signo tiene su raíz filosófica en el experiencialismo
(Lakoff y Johnson, 1980), visión que se opone diametralmente al
paradigma objetivista que se encuentra detrás de las teorías lingüísticas
formales. El objetivismo puede describirse desde dos aspectos
fundamentales: su metafísica y su epistemología. En cuanto a la
metafísica, el planteo consiste en afirmar que la realidad es externa al
sujeto, en tanto hay un mundo que puede ser entendido sin la
intervención de la experiencia del individuo. La epistemología, en tanto,
se corresponde con una determinada idea de la naturaleza de la
cognición humana, el lenguaje y el conocimiento. De acuerdo con este
paradigma, la realidad está estructurada según el modelo de teoría de
conjuntos: el mundo real consiste en entidades (caracterizadas por
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
80
MERGEFO
RMAT2
ciertas propiedades) y las relaciones que establecen entre . Este modelo
se halla en la mente de los seres humanos, pero la estructura del mundo
real existe independientemente del conocimiento humano.
El objetivismo, entonces, radica en que el conocimiento es independiente
del sujeto. Las palabras son significativas en tanto se corresponden con
las entidades y categorías existentes en el mundo real o en mundos
posibles. En este sentido, los modelos de conjuntos se entienden y se
describen mediante la teoría clásica de categorización (la teoría
aristotélica), según la cual una categoría se define por condiciones
necesarias y suficientes (CNS). Al corresponderse con entidades del
mundo real, las categorías tienen existencia objetiva. De esto se sigue
que los enunciados deben ser susceptibles de ser analizados en términos
de condiciones de verdad (serán falsos o verdaderos). La Semántica
desarrollada bajo los preceptos del objetivismo se denomina
proposicional y referencial, ya que las expresiones lingüísticas refieren a
un objeto existente en la realidad. Esta limitación deja de lado conceptos
creados por el hombre, tales como “el precio del oro” (frente al “peso del
oro”), por citar un ejemplo de Lakoff (1987: p. 170). El mismo problema
surge con los significados metafóricos o figurados, ya que no encuentran
asidero en el mundo real. Fenómenos como la metáfora y la metonimia
quedan excluidos y atribuidos a otras disciplinas, como la Retórica. Con
esta visión de la Semántica, la Pragmática queda relegada a un lugar
periférico, ya que no tiene que ver con la realidad objetiva, sino con
cuestiones “extralingüísticas” dependientes del sujeto, de la
comunicación humana.
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
81
MERGEFO
RMAT2
En contraposición al paradigma objetivista, la visión experiencialista se
postula como una teoría de modelos cognitivos capaz de lidiar con la
operación cognitiva de categorización y con la semántica. El
experiencialismo intenta caracterizar el significado en términos de la
conceptualización humana, es decir, de la forma en que los individuos
experimentan el contacto con el mundo. No sólo la experiencia individual
sino también la de las comunidades. La experiencia, entonces, es
entendida en un sentido amplio: la totalidad de la experiencia humana y
todo lo que esté involucrada en ella (la naturaleza de nuestros cuerpos,
nuestra herencia genética, las capacidades cognitivas, nuestros modos
de funcionar físicamente en el mundo, nuestra organización social,
nuestra cultura, etc.). Los conceptos más concretos se entienden desde
las vivencias del sujeto, mientras que los más abstractos se comprenden
a través de operaciones cognitivas como la metáfora y la metonimia.
Finalmente, el ser humano categoriza los conceptos mediante conjuntos
de atributos en lugar de CNS.
Para explicar el proceso de categorización en tanto operación cognitiva
del ser humano, la psicóloga Eleanor Rosch (1973; 1977; 1978) realizó una
serie de estudios empíricos que derivaron en la Teoría de Prototipos.
Según esta teoría, las categorías no pueden definirse de acuerdo con
CNS, sino que tienen estructura de semejanza de familia (Wittgenstein,
1988[1953]). El concepto de prototipo se define como el miembro de la
categoría que posee la mayor acumulación de atributos en relación con
los otros miembros. El prototipo, además, es una representación mental
(esto es, ‘vaca’ y ‘perro’ para la categoría ‘mamífero’, son ocurrencias del
prototipo, no prototipos en sí mismos).
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
82
MERGEFO
RMAT2
Considerando la base experiencialista y el proceso de categorización
entendido en términos de la Teoría de Prototipos, un signo motivado se
define como un signo que se concibe desde la experiencia del hablante,
a partir de su objetivo comunicativo. El objeto al que alude dicho signo
queda caracterizado en cada contexto por una cantidad y tipo de
atributos que están jerarquizados entre sí. Los atributos no son ni de un
número finito ni obligatorios, ni idénticos en todos los miembros que
integran una categoría. En un signo arbitrario, los atributos son idénticos
en cuanto importancia, todos los hablantes los poseen en la misma
medida. La arbitrariedad del signo según Saussure alude a que no hay
lazo entre el objeto y el signo, por eso se puede denominar un objeto de
diferentes formas (en diferentes lenguas). Pero esto también implica que
hay una desvinculación entre el signo y la percepción (tanto individual
como social) del objeto. En contraposición, el ECP plantea que el signo
presenta una motivación individual, cultural, histórica y discursiva. El
signo en cada contexto va a tener una motivación diferente. Por esta
razón, se adscribe a la Teoría de Prototipos, ya que los miembros de una
categoría tienen atributos en lugar de propiedades y los referentes se
denominan designados. El designado es un objeto construido individual y
culturalmente, mientras que el referente es comprendido de igual
manera por todos los hablantes. Dado que el objeto lo construye el
hablante, la cultura, no son propiedades del objeto, sino que son
atributos percibidos. Una categoría no representa mentalmente la
realidad, sino que representa el conocimiento de la forma de uso de esa
categoría culturalmente relevante. Si las categorías representan
mentalmente el conocimiento de la forma de uso de un objeto, el
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
83
MERGEFO
RMAT2
conocimiento tiene así una estructura semiótica, no arbitraria sino
motivada por el uso del objeto en situaciones reales.
Si el signo es motivado, la Gramática emerge del discurso (Hopper, 1988).
Las estructuras gramaticales provienen de la fijación de rutinas exitosas
en el discurso. Hay un proceso permanente de construcción de la
Gramática, dependiente de los objetivos comunicativos del hablante. Esta
concepción discursiva de la gramática es la que permite analizar los
fenómenos gramaticales de acuerdo con su uso, y por esto, resulta la
concepción más adecuada para abordar cualquier tipo de texto, incluido
el literario.
Algunos ejemplos de estrategias gramaticales utilizadas en textos
literarios
Hemos visto que las categorías gramaticales se definen a partir de su
análisis pragmático-semántico en un contexto discursivo. Por ejemplo,
tomemos por caso la transitividad, un fenómeno que se gramaticaliza en
determinado tipo de cláusulas (cláusulas transitivas, conformadas
sintácticamente con un sujeto, un predicado verbal que contiene un
núcleo verbal y un objeto directo), en las que hay, a su vez, determinados
morfemas, como los tiempos verbales del pasado.
Enfoquemos la atención en la oposición de los pretéritos como tema
gramatical específico. En los estudios dedicados a esta oposición de
tiempos verbales (pretérito perfecto simple versus pretérito imperfecto),
resulta fundamental la obra del filólogo Harald Weinrich (1964). El autor
plantea que la diferencia entre el imperfecto y el perfecto simple no se
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
84
MERGEFO
RMAT2
relaciona con el aspecto
2
(como suele decirse en las gramáticas clásicas)
sino con el fenómeno de narrar. En este sentido, el Pretérito Perfecto
Simple (PPS) aparece en los núcleos narrativos, mientras que el Pretérito
Imperfecto (PI) ocurre en las circunstancias secundarias.
3
Weinrich es el
primero en considerar el valor de las formas verbales en el discurso para
dar cuenta de su oposición, en lugar de tener en cuenta solamente su
valor aislado. Desde la Lingüística cognitiva, de Jonge (2003 y 2012)
retoma a Weinrich y directamente rechaza la existencia de la categoría
de aspecto. El problema de la hipótesis aspectual es, según el autor, que
sólo funciona a nivel oracional. No puede explicar el funcionamiento de
los tiempos verbales en un discurso más amplio. Es por esto que de Jonge
postula que el PPS aparece en eventos bajo foco, es decir, en los núcleos
narrativos, mientras que el PI aparece en los eventos de soporte
(descriptivos). La diferencia entre el PPS y el PI no sería aspectual, sino
discursiva. Cada tiempo se especializa en una función discursiva
determinada. La oposición entre los tiempos simples de pasado es, por
tanto, una estrategia comunicativa a disposición de los hablantes,
2
Las Gramáticas hispánicas en general coinciden en que la diferencia entre el pretérito
perfecto simple y el imperfecto es el aspecto, tal como indican los nombres de los
tiempos: el pretérito perfecto tiene aspecto perfectivo (esto es, denota una acción
concluida), mientras que el pretérito imperfecto tiene aspecto imperfectivo (denota
acciones no concluidas). Esta diferencia aspectual es la base de la que se parte para
luego abordar otros significados que estos tiempos presentan en discursos reales.
3
Para el concepto de núcleo narrativos, se retoman los planteos de Barthes (1977[1966])
y Genette (1989[1972]). Para estos autores, la estructura narrativa del relato consta de
núcleos narrativos y satélites. Los núcleos son momentos narrativos de gran
importancia que dan origen a puntos críticos en la dirección que toman los sucesos; no
se pueden suprimir sin destruir la lógica de la narrativa. Los satélites, por su parte,
representan sucesos secundarios en la trama; suponen necesariamente la existencia de
los núcleos, dependen en cierta manera de ellos y tienen la función de rellenar y
completar la información de los mismos núcleos.
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
85
MERGEFO
RMAT2
estrictamente relacionada con la relevancia de unos eventos con
respecto a otros.
La estructura de un texto narrativo puede ser entendida en términos del
concepto de figura/fondo, que el ECP toma de la Psicología de la Gestalt.
La idea es que en todo discurso hay elementos que se destacan, que son
relevantes, y otros que permanecen en el fondo a modo de contexto
descriptivo o de marco del evento. Los eventos que se narran se
gramaticalizan en cláusulas transitivas, entendiendo la transitividad
como una propiedad de la cláusula y no del verbo solamente, según la
cual un agente transmite energía hacia un paciente y provoca un cambio
(como en Juan rompió el vidrio, que se analiza sintácticamente como
sujeto, verbo, objeto directo). Hopper y Thompson (1980) postulan que
existe una correlación entre la transitividad y la organización del discurso
en términos de cláusulas principales o puestas en primer plano
(foregrounded clauses) y cláusulas secundarias o de fondo (backgrounded
clauses): “The grammatical and semantic prominence of Transitivity is
shown to derive from its characteristic discourse function: high
Transitivity is correlated with foregrounding, and low Transitivity with
backgrounding” (1980: p. 251).
Esto es, los hablantes construyen sus enunciados de acuerdo con sus
objetivos comunicativos y con la percepción que tienen de las
necesidades de sus interlocutores. Así, en cualquier situación
comunicativa, algunas partes del discurso son más relevantes que otras.
Las cláusulas que se corresponden con el primer plano contienen formas
verbales conjugadas en PPS, que aparece como tiempo propio de las
cláusulas que denotan los eventos relevantes del relato. Mientras que el
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
86
MERGEFO
RMAT2
PI aparece en las cláusulas secundarias o descriptivas. La dicotomía
foreground/background de Hopper y Thompson es homologable a la de
eventos bajo foco/eventos de soporte que plantea de Jonge.
Ahora bien, ¿cómo operan estas categorías en un texto literario?
Retomando la correlación entre las cláusulas transitivas en PPS y los
eventos bajo foco o puestos en primer plano, por un lado, y la correlación
entre las cláusulas intransitivas en PI y los eventos de soporte
(descriptivos), por el otro, podemos tomar como ejemplo de una
narración canónica el cuento “A la deriva”, de Horacio Quiroga. En el
inicio de este cuento, las acciones que describen al personaje están
narradas en PPS, ya que se trata de una sucesión de eventos relevantes:
“El hombre pisó algo blancuzco, y en seguida sintió la mordedura en el
pie. Saltó adelante, y al volverse con un juramento vio una yaracacusú”
(Horacio Quiroga, 1917: p. 72).
4
El PPS también marca el comienzo in
medias res del relato, dando cuenta de la relevancia de estas acciones
para lo que seguirá. La mordedura de la serpiente desata un proceso de
envenenamiento que se va desarrollando de modo subyacente mientras
el personaje toma decisiones y actúa para salvar su vida. Ese avance
permanente del veneno (y de la muerte) está íntegramente narrado en
PI, tiempo que permite dar ese sentido de continuidad (y la frase verbal
de aspecto incoativo colabora con este sentido): “Un dolor agudo nacía
de los dos puntitos violetas, y comenzaba a invadir todo el pie” (p. 72). Y
más adelante: “Los dos puntitos violeta desaparecían ahora en la
monstruosa hinchazón del pie entero” (p. 73). El fin del proceso de
envenenamiento, de la agonía, se muestra de forma económica y
4
En adelante, todas las citas referidas al cuento de Horacio Quiroga corresponderán a
esta edición y será indicado solamente el número de página.
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
87
MERGEFO
RMAT2
repentina: con tres eventos en PPS se cierran el relato y la vida del
personaje: “De pronto sintió que estaba helado hasta el pecho. El hombre
estiró lentamente los dedos de la mano. Y cesó de respirar” (p. 76). Aquí,
reaparece el PPS, que, además de relevancia, marca que los eventos se
han dado de manera sucesiva, generando un efecto icónico. Esta
iconicidad del PPS le da al relato una cierta eficacia narrativa, dado que,
así como se cierra la historia, también termina el dolor.
Más allá del funcionamiento de los tiempos verbales en las narraciones
canónicas, existen también otros relatos en los que estas formas verbales
muestran funciones diferentes. Tomemos, por ejemplo, algunos cuentos
del volumen Nadie encendía las lámparas, de Felisberto Hernández, en
particular “Menos Julia” y “Mi primer concierto”. En estos cuentos, se
observa el uso del PI en contextos no esperables (en especial en la
categoría descripción, que presenta una tergiversación por parte del
narrador) y la proliferación de tiempos progresivos (principalmente el
uso de la construcción “empezar + a + infinitivo”). Considerando una
concepción de gramática emergente del discurso, sólo en el contexto de
un suceso verbal se hacen evidentes los significados específicos de cada
forma, bloqueando la posibilidad de sustituir esa forma por otra. Los
significados básicos de los pretéritos remiten a la diferencia aspectual,
mientras que las formas progresivas se centran en la duración y/o la
progresión del suceso. Sin embargo, todo esto aparece de alguna
manera tergiversado en el discurso narrativo de Felisberto, demostrando
que el contexto condiciona el significado de los tiempos verbales, tal
como advertía de Jonge.
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
88
MERGEFO
RMAT2
El tiempo PI y los tiempos progresivos son utilizados en contextos no
esperables para el lector, lo cual causa un efecto de extrañamiento y
resemantiza el significado general de dichos tiempos. Esta
resemantización conlleva a una inversión en el orden de importancia de
los hechos relatados y orienta al lector hacia una interpretación diferente
de la esperada. Esto se observa, por ejemplo, en el cuento “Nadie
encendía las lámparas”. Como bien señala Milagros Ezquerro (1997: p.
253), en este cuento hay un predominio del imperfecto desde el comienzo
mismo: “Hace mucho tiempo leía yo un cuento…” (Felisberto Hernández,
2005: p. 53).
5
Ella advierte que Hernández utiliza el imperfecto donde se
esperaría un PPS. Con esta estrategia borra la cronología de los hechos
narrados, dando la impresión de que los sucesos se desarrollan
simultáneamente e indefinidamente en el pasado, ya que ninguna acción
termina cuando comienza otra.
6
Lo mismo sucede con la locución ‘de
pronto’. Su función habitual es “anunciar una acción puntual que va a
interrumpir el desarrollo de la contemplación absorta del protagonista,
sin embargo, el imperfecto desmiente esta espera, introduciendo un
efecto de repetición y quitándole importancia a estas dos acciones.”
(1997: p. 253). El pretérito perfecto simple parece usarse relatando
hechos no tan significativos para la historia, sin embargo, su relevancia
está dada en parte por el uso de ese aspecto perfectivo.
5
En adelante, todas las citas referidas a la obra Felisberto Hernández corresponderán
a esta edición y será indicado solamente el número de página.
6
Para ejemplificar este fenómeno, Milagros Ezquerro recurre al siguiente pasaje del
cuento: “Al principio entraba por una de las persianas un poco de sol. Luego se iba
echando lentamente encima de algunas personas hasta alcanzar una mesa…” (p. 53 de
la edición citada). Aquí, la presencia del imperfecto diluye la sucesión cronológica de los
hechos marcada por los conectores “Al principio” y “Luego”, y la preposición “hasta”.
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
89
MERGEFO
RMAT2
Ezquerro concluye que la preferencia de Hernández por el imperfecto
puede deberse a que está relacionada con el significado intrínseco de
este tiempo, que indica que una acción está desarrollándose en el pasado
durante un tiempo indefinido y que seguirá haciéndolo durante un
tiempo también indeterminado. Es el tiempo más apto para expresar la
incompletud, la indefinición o incluso la virtualidad, es decir, cuando el
imperfecto señala que una acción podría haberse cumplido, pero no se
cumplió, como en el título (donde el imperfecto está acompañado por un
pronombre indefinido negativo), “Nadie encendía las lámparas”, y en el
final del cuento comprobamos que efectivamente nadie las encendió.
Sin embargo, la presencia del imperfecto en esos contextos particulares
no se explica sólo porque expresa indefinición, y por lo tanto refleja la
incompletud de las acciones principales y la sensación de una historia
inacabada y continua, sino también porque tergiversa la función
primordial de este tiempo, que es la descripción, en detrimento de
convertirla en narración principal. La estrategia consistiría en desviar la
función descriptiva hacia una función narrativa. Otro ejemplo de esta
operación se halla en “Menos Julia”:
Las cuatro muchachas se sentaron en una cabecera y los tres hombres en
la otra. Entre los dos bandos había unos metros de mantel blanco, pues el
viejo sirviente acostumbraba a servir toda la mesa desde la época en que
habitaba allí la gran familia de mi amigo. Únicamente hablábamos él y yo.
Alejandro permanecía con su cara flaca apretada entre las patillas y no sé
si pensaría: “No me tomo la confianza que no me dan” o “No seré yo quien
les confianza a éstos.” En la otra cabecera las muchachas hablaban y se
reían sin hacer mucho barullo. Y de este lado mi amigo me decía:
¿Tú no necesitas, a veces, estar en una gran soledad?
Yo empecé a tragar aire para un gran suspiro y después dije: (p. 96)
En este fragmento, hay una acción principal escrita en PPS (“se
sentaron”), pero el resto es descriptivo, y por eso está en imperfecto. Sin
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
90
MERGEFO
RMAT2
embargo, hacia el final hay un imperfecto no esperado: “me decía”.
Debería ser: “mi amigo me dijo”, ya que luego sigue el discurso directo,
es decir, efectivamente el amigo le hizo una pregunta. Además, el
narrador-protagonista relata: “después dije”, y le sigue la respuesta. Lo
que hay aquí es una superposición de las funciones descriptiva y
narrativa. La frase “Y de este lado mi amigo me decía” parece formar
parte de la descripción anterior, pero al mismo tiempo señala una acción
puntual, la de hacer una pregunta. Esa acción forma parte de la
narración. Como resultado, el imperfecto no sólo cumple la función de
describir sino que además introduce una acción de la narrativa. El hecho
de que esté en imperfecto matiza la puntualidad de la acción, matiz que
se da también en el relato del narrador cuando dice: “empecé a tragar
aire…”. Pregunta y respuesta están insertas en una temporalidad
inacabada, como si la respuesta completara el enunciado interrogativo y
por eso se necesitara usar el imperfecto. Es decir, se relata la pregunta
en imperfecto porque el protagonista tarda en responder. El efecto de
retardo está dado por los usos temporales de imperfecto y progresión.
En los cuentos de Hernández, también se observa una alta frecuencia de
uso de los tiempos progresivos, que aparecen casi con tanta frecuencia
como el imperfecto. Esto también se observa en un pasaje de “Menos
Julia”:
Mi amigo subió corriendo la escalera y me preguntó:
-¿Qué te pasa?
Yo le empecé a decir:
-Tuve un sueño… (p. 107)
El uso de tiempos progresivos, sobre todo de la frase verbal “empezar +
a + infinitivo”, como en este caso “Yo le empecé a decir” produce un
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
91
MERGEFO
RMAT2
choque en el lector, que espera “Yo le dije”. Todo es lento, progresivo,
inacabable. Los hechos relatados suceden con lentitud, porque así lo
experimentó el narrador. En la misma página de la cita anterior, hay otras
formas progresivas: “Él empezó a bajar la escalera” (se esperaría “bajó
la escalera”), “Algunas de las muchachas se empezó a reír”. También se
encuentran casos en el cuento “Mi primer concierto”: “Empecé a entrar
lentamente” (p. 126): cuando el personaje está por comenzar el
concierto, entra a la sala lentamente, pero esto, que podría haberse
escrito sin problemas “Entré lentamente”, debe verse reflejado en el
tiempo también, por eso el uso de una construcción progresiva. Tampoco
es inocente la elección léxica del verbo “empezar”. Todo empieza, pero
tarda en concluirse. En la página 128 del mismo cuento se lee: “Entonces
empecé a envalentonarme y a decirles a mis amigos”, “Después empezó
a venir más gente”, “y empecé a hablarles subiendo la voz”. Al no haber
aspecto perfectivo sino incoativo, da la impresión de que todas las
acciones narradas son simultáneas, o al menos se superponen. Nada
termina de realizarse, porque hay otras acciones que irrumpen y se
mezclan en la narración, sin ser una más importante que la otra, es decir,
sin portar una verdadera jerarquía ni cronología temporal.
En conclusión, Felisberto Hernández cuenta con dos estrategias
gramaticales principales para expresar la indefinición y el efecto
retardado de la narración. Una de ellas es la utilización del tiempo
pretérito imperfecto donde se esperaría un perfecto y, además, un
imperfecto cuya función descriptiva se funde con la narrativa para indicar
el suspenso y la lentitud de las acciones. La otra estrategia se basa en el
uso exclusivo de la construcción progresiva “empezar + a + infinitivo
para hacer más llamativo el efecto de retraso. Los tiempos verbales no
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
92
MERGEFO
RMAT2
existen aisladamente, sino que siempre deben analizarse en contexto.
Esta explicación gramatical solamente puede entenderse desde una
perspectiva discursiva de la Gramática.
A modo de cierre
Los brevísimos análisis de algunos cuentos aquí presentados intentan
demostrar que una concepción discursiva de la gramática resulta atinada
para comprender cómo se construyen los textos literarios y cómo los
fenómenos gramaticales pueden entenderse en función de ellos. Así, en
una estructura narrativa canónica, suele usarse el contraste PPS-PI para
denotar una diferencia aspectual y de eventos relevantes contrapuestos
al trasfondo de la trama (la descripción), como sucede en el cuento “A la
deriva”, de Horacio Quiroga. Sin embargo, en estructuras narrativas
diferentes, podemos encontrar otros usos, como en los cuentos de
Felisberto Hernández, en los que se advierte, por ejemplo, el uso del PI
con la intención de fundir la función narrativa y la función descriptiva en
una misma trama. Esto evidencia que las formas lingüísticas sólo pueden
analizarse en contexto, y únicamente de ese modo podremos
comprender y describir su significado. Finalmente, resta decir que en este
trabajo se intentó mostrar que una de las relaciones que puede
establecerse entre la Lingüística y la Literatura es el análisis de los
elementos gramaticales que aparecen en un texto literario, considerando
como base una gramática discursiva.
Referencias bibliográficas
Barthes, R. (1977 [1966]). Introducción al análisis estructural de los relatos.
Buenos Aires: Centro Editor de América Latina.
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
93
MERGEFO
RMAT2
de Jonge, B. (2003). La oposición de los tiempos simples del pasado en
relación con eventos bajo foco vs. eventos de soporte en algunas
lenguas romances, Boletín de Lingüística (20), 43-55.
de Jonge, B. (2012). La variación lingüística y la enseñanza: tiempos
verbales simples del pasado. Ponencia presentada en las V
Jornadas de Filología y Lingüística, 21, 22 y 23 de marzo de 2012, La
Plata, Argentina. Identidades dinámicas. Variación y cambio en el
español de América. En Memoria Académica. Disponible en:
http://www.memoria.fahce.unlp.edu.ar/trab_eventos/ev.3762/ev.
3762.pdf
Ezquerro, M. (1997). A media luz Nadie encendía las lámparas, en Río de la
Plata 19, Actas del coloquio Homenaje Internacional a Felisberto
Hernández, París, UNESCO, diciembre de 1997.
Genette, G. (1989 [1972]). Figuras III. Barcelona: Lumen.
Geeraerts, D. y H. Cuyckens (eds.) (2007). The Oxford Handbook of
Cognitive Linguistics. Oxford: Oxford University Press.
Hernández, F. (2005). Obras completas, vol. 2. México D.F.: Siglo XXI.
Hopper, P. (1988). Emergent Grammar and the A Priori Grammar
Postulate. En D. Tannen (ed.), Linguistics in Context: Connective
Observation and Understanding (pp. 117-134). Ablex: Norwood.
Hopper, P. y S. Thompson (1980). Transitivity in Grammar and Discourse.
Language, (Vol. 56, 2), 251-299.
Langacker, R. (1987). Foundations of Cognitive Grammar. Theoretical
Prerequisites. Vol. I, Stanford: University of Stanford.
Revista Luthor, nro. 59 (septiembre 2024) ISSN: 18573-3272
94
MERGEFO
RMAT2
Langacker, R. (1991). Foundations of Cognitive Grammar. Descriptive
Applications, Vol. II, Stanford: Stanford University Press.
Lakoff, G. (1987). Women, fire and dangerous things. Chicago: University
Press.
Lakoff, G. y M. Johnson (1980). Metaphors we live by. Chicago: Chicago
University Press.
Quiroga, H. (1917). A la deriva. En Cuentos de amor, de locura y de muerte
(pp. 72-76) Buenos Aires: Sociedad Cooperativa Editorial Limitada.
Rosch, E. (1973). On the internal structure of perceptual and semantic
categories. En T. Moore (ed.), Cognitive development and the
acquisition of language, (pp. 114-144). New York: Academic Press.
Rosch, E. (1977). Human categorization. En N. Warren (ed.), Advances in
Cross-Cultural Phsychology, (pp. 1-49). Londres: Academic Press.
Rosch, E. (1978). Principles of categorization. En E. Rosch y B. Lloyd (eds.),
Cognition and Categorization, (pp. 27-48). Hillsdale, NJ: Lawrence
Erlbaum.
Weinrich, H. (1964). Tempus. Besprochene und erzählte Welt, Stuttgart, W.
Kohlhammer. Trad. al español de Federico Latorre. Estructura y
función de los tiempos en el lenguaje. Madrid: Gredos, 1968.
Wittgenstein, L. (1988[1953]). Investigaciones filosóficas. Barcelona:
Crítica.