Ana Porrúa en Caligrafía tonal: ensayos sobre poesía (2011), geometrizaron
las propuestas formalistas llevándolas a un desierto: “Si uno toma un
trabajo ejemplar del estructuralismo como “‘Los gatos’ de Charles
Baudelaire” (1962) verá que allí Roman Jakobson y Lévi-Strauss aíslan el
poema y hacen una descripción en la que se pierde toda la complejidad
[…] y se geometriza el análisis” (p. 53). Hoy nadie parece objetar que el
análisis de las formas requiere ser puesto en correlación con los
contextos de la obra, como sostuvieron Carlos Altamirano y Beatriz Sarlo
en Literatura/ sociedad (1983) cuando incluyeron al formalismo, y
especialmente a Tinianov, entre los saberes de los que debía servirse una
sociología de la literatura que, al abordar las relaciones entre literatura y
sociedad, no desatendiera lo propio de los textos literarios. Al igual que
Piglia quien en “Parodia y propiedad” (1980) consideró que las ideas de
Tinianov sobre las relaciones entre la serie literaria y la serie social “hacen
posible el desarrollo de las tendencias más productivas en la crítica
moderna” (1990 [1980], p. 124) y por ello lo colocó “entre los fundadores
de la tradición materialista de la crítica y la teoría que tiene en la obra de
Brecht su primera gran síntesis” (p. 125).
Lo que sí encontramos todavía son nuevos usos de algunas de sus
nociones, reutilizaciones en donde a veces incluso el “origen” formalista
se pierde y los conceptos se transforman en otra cosa. Así, por ejemplo,
la noción de “serie” con la que Tinianov, perforando la estricta
inmanencia textual de los primeros formalistas, pensó las relaciones
entre las distintas obras-sistema y entre estas, el sistema literario, las que
llamó las “series vecinas” y la vida social en su conjunto. Podría
plantearse que El cuerpo del delito. Un manual (1999), de Ludmer, está
organizado alrededor de estas series en las que a partir de una escena o
un “cuento” determinado -de mujeres que matan, de judíos, de
educación y matrimonio, de exámenes de física, de entrega del primer
manuscrito al maestro, etc.- engarza distintos tipos de textualidades:
novelas, cuentos, películas, obras teatrales, textos periodísticos,
historietas, poemas. Ludmer las llama “series genealógicas”, “cadenas”
o “redes” sin nombrar a Tinianov porque su libro, subtitulado “un
manual”, busca apartarse de las formulaciones de la “teoría”; y porque
dilata la noción de tal manera que la convierte en otra cosa, que hace