El obrero de mi vida

De TLtropes

Pocas cosas más excitantes que un pecho amplio peludo insinuándose tras una camisa manchada por grasa industrial y por el barro de la historia. Y si el personaje en cuestión porta además anacrónicas y sensuales herramientas de trabajo fabril, indudablemente resultará más seductor que cualquier ninfa desnuda para muchos de los habitantes del mundillo académico.

Pese a lo que podría parecer, no hablamos en este caso de las obras de Tom el Finlandés, sino más inmediatamente del valor iconográfico-decorativo de la figura del Obrero que decora los slogans universitarios, invocado como el auténtico destinatario de la teoría literaria y sus derivados. Es básicamente la representación visual más característica (y pese a eso, también la más extravagante y más alejada de la realidad) de los invocadores de la Masa silenciosa.

Ejemplos:

Carteles y stencils de agrupaciones políticas en la UBA.