Revolucionario de sillón

De TLtropes

Si hay algo que nos enseñó la turbulenta vida y la tortuosa muerte de Robespierre es que es mejor tomarse las cosas con calma. El apasioanmiento revolucionario, llevado a la práctica, conduce al derramamiento de sangre y a la rotura de dientes, incluyendo los nuestros. El archipielago gulag no hizo más que reforzar esta posición. La conclusión es clara: ya no hay que salir a hacer la revolución (hace un frío bárbaro): mejor hacerla sentados. Y de a poco, muy de a poco. No vaya a ser que nos entusiasmemos y se desmadre todo de nuevo. Descubrir un efecto de sentido en una obra perdida de un autor polaco del siglo XIX puede representar, a la larga, una conquista revolucionaria más significativa que la toma de una fábrica. ¿No es acaso cierto que la auténtica revolución está en el lenguaje, en las conciencias?.

Este y otros argumentos utiliza el Revolucionario de Sillón para otorgarle sentido a su agorafobia y a su escaso interés por la carnalidad de las masas. En el mejor de los casos, se dedicará a transmutar gatos en liebres. La historia nos dirá si todas sus lecturas ideológicas sobre el sujeto occidental acaban algún día por instaurar el Reino de los Justos.


Ejemplos:

J.Derrida y sus revoluciones minimalistas.