El futuro es un fondo de comercio
De TLtropes
Una de las tradicionales variantes del imaginario catastrófico humanístico (que no es otra cosa la versión libresca del miedo a la bomba atómica o al ataque extraterrestre) nos amenaza con la instalación de máquinas expendedoras de Pepsi en el Partenón de la Cultura y con la llegada de jóvenes empresarios deseosos de capitalizar nuestras ediciones gastadas de los manifiestos del surrealismo o de la nouvelle vague. Al principio será algo imperceptible y sutil, que sólo los espíritus culturalmente más elevados podrán captar. Pero poco después, bam, desaparecerá la teoría literaria y la filología servirá únicamente para interpretar facturas tipo A. Al día siguiente morirá la música y el resto del espíritu humano (que desde Heráclito hasta Ringo Starr había prometido un mundo mejor donde la cultura es la sonrisa) será reemplazado por un saborizante que lo imita casi a la perfección, y que los enanos del presente ya no podrán distinguir del original. Los humanistas que sobrevivan tendrán que conformarse con servirles café escupido a los profesionales del marketing.
Ejemplos:
C. Castoriadis. T. Adorno en la Dialéctica del Iluminismo.