Herr Deutschland

De TLtropes

Aunque cuantitativamente inferiores en lo referido a la producción de "teoría literaria" en el sentido tradicional (es decir, en el sentido francés), los alemanes son los únicos capaces de disputarles a los galos el predominio del pensamiento en su forma más pura. Difícilmente los centuriones romanos de la época de Augusto podrían haber imaginado que de esos rubios bárbaros saldría algún día la filosofía idealista, esa plaga de la modernidad que todo lo invade y que sonríe con sorna desde los anaqueles de las bibliotecas a todos aquellos, pobres mortales, que intentar hacer su camino sin haber leído a Hegel y pasando rápido las páginas en las que cualquier autor aparentemente amigable comenta sus opiniones sobre Heidegger.

Por supuesto, el idealismo es sólo una de sus vertientes. Alejándonos hacia el otro lado pasamos por las fuerzas tenebrosas y omnipotentes de la voluntad y también el materialismo más dogmático. El abanico filosófico alemán, desde Kant a Marx, desde Hegel a Heidegger y desde Nietzsche a Goebbels pesa tanto en nuestros débiles brazos que apenas si podemos usarlo para generar una leve brisa ocasional.

Pero además de este dominio insoportable de la filosofía en sus máximas expresiones, los alemanes dominan también la filología románica con un nivel de erudición que rara vez pueden alcanzar otros europeos. En resumen, el campo de acción del teórico alemán no es el signo, no es el concepto, no es la praxis, ni siquiera es la historia: es el Universo. Tanto su racionalismo como su irracionalismo devienen en primera instancia de ese cosmos intraducible.


Ejemplos

Heidegger, Gadamer y Jauss en la hermenéutica. Schlegel y Auerbach en la filología. Adorno y Benjamin en la teoría. Nietzsche en todo y sobre todo en la excepción a ese todo.