La olla podrida
De TLtropes
Durante sus muchos viajes a congresos internacionales, durante las disertaciones aburridísimas de legiones de actores de reparto, mientras preparaba una clase sobre Balzac, dibujaba el esquema de su próximo material para caridad en la sala de espera del odontólogo, nuestro crítico ha ido juntando infinidad de papelitos, notas, reflexiones sueltas, comentarios a canciones escuchadas de refilón, a publicidades, a telenovelas de la tarde y a películas de micro. Eventualmente, cuando se empieza a formar un montoncito que demuestra cierta coherencia, o que por lo menos deja entrever la constante de tres o cuatro obsesiones personales, puede elegir juntarlos, pasarlos en limpio y dárselos a su editor, que ya está bastante acostumbrado a este tipo de extravagancias. No es raro que estos textos impliquen un número importante de refritos semi concientes.
Ejemplos:
R. Barthes, Cortázar, a veces Agamben